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En honor al Día Mundial de África, estoy recordando mi viaje reciente a Nairobi, Kenia, mi primer experiencia en el África subsahariana. Allí fuimos a la sesión número 26 del Consejo de Administración de ONU-Hábitat y presentamos los trofeos a nuestros ganadores de los Premios Mundiales del Hábitat de 2016-17, Más que Vivienda y Un Techo, Una Habilidad, Un Mercado.

Como uno de estos ganadores, Un Techo, Una Habilidad, Un Mercado opera a través de África Occidental, fue fantástico ver el interés en el proyecto que demostraron muchos en el Consejo de Administración. El proyecto, llevado a cabo por la Asociación de Bóvedas de Nubia, ha revivido una antigua técnica para construir techos de barro para hogares y edificios comunitarios, para reemplazar los techos de metal que son inadecuados y no sostenibles. El uso de materiales locales busca resolver la cuestión del cambio climático, y se enfoca fuertemente en la capacitación de albañiles para desarrollar habilidades y generar ingresos.

Cécilia Rinaudo, quien recibió el trofeo en nombre del proyecto, describió cómo sobrellevaron el desafío de persuadir a la gente de que la técnica realmente funcionaba. La gente creía que los nuevos techos de barro no podían de ninguna manera durar – particularmente pensaron que no había forma de que pudieran resistir la época de lluvias. Pero luego de ver que de hecho este no era el caso, de que los edificios permanecían de pie, que habían mejorado el confort termal y que son eficientes en cuanto al costo, las personas querían involucrarse. Ya expandido en cinco países, el próximo paso para el proyecto es expandirse más ampliamente a través de África mediante la replicación de la técnica. ¡Esperamos ansiosos seguir y compartir su progreso!

Afuera del recinto de la ONU vimos un poco de la ciudad de Nairobi – sin dudas una ciudad de contrastes. Grandes bosques, asentamientos informales, hosterías boutique, sofisticados hoteles internacionales, obras en construcción, apartamentos residenciales, barrios cerrados, atractivos rascacielos – la desigualdad es clara. A lo largo de la semana tuvimos la oportunidad de visitar algunos de los asentamientos informales de la ciudad para aprender sobre los proyectos que trabajan para mejorar las vidas de quienes residen allí.

Slum Dwellers International, Huruma

Slum Dwellers International (SDI) es una red de organizaciones de base comunitaria que trabajan para apoyar a la vivienda liderada por la comunidad y el mejoramiento de asentamientos en África, Asia y América Latina. Emily y Nancy, dos miembros de la comunidad, pasaron una tarde mostrándonos los asentamientos informales en varias fases de mejoramiento. Nos llevaron a conocer a David, un miembro de la comunidad de Huruma, quien nos mostró algunas propiedades que habían reemplazado a los refugios originales de techo de chapa. Muchas de las propiedades ubicadas en la calle principal son ahora construcciones de ladrillos de hasta cuatro pisos, generalmente con una tienda u otro tipo de comercio en la planta baja y luego habitaciones para la familia arriba de éste. Atrás de la calle principal, los refugios originales permanecieron y estaban próximos en la lista para el mejoramiento. David nos explicó el modelo, el cual opera como un esquema de ahorro comunitario. Esto significa que lo miembros pagan montos muy pequeños de dinero a ‘el canasto’, tal como ellos lo llaman, lo cual luego se entrega como préstamo a distintas familias en condiciones asequibles para que puedan mejorar su hogar.

Luego nos llevaron a otra zona cercana adonde el programa había sido completado y todas las propiedades ya estaban completamente mejoradas. Fue fantástico conocer a una mujer muy inspiradora llamada Suzanne, la líder comunitaria de esa zona. Ella nos explicó los desafíos que habían enfrentado. La gente era inicialmente precavida en cuanto al cambio, pero luego de ver las nuevas propiedades terminadas estaban persuadidos de involucrarse y convertirse en miembros. El trabajo es liderado por la comunidad y parcialmente de auto-construcción – Suzanne había viajado a la India para aprender las técnicas ella misma, como parte de las jornadas de intercambio organizadas por SDI. Ahora, ella no sólo ayuda a construir hogares, sino que también capacita a otros para hacerlo. La comunidad trabaja unida, cada uno brindando distintas habilidades de forma tal que todos tengan alguna participación para completar el trabajo. Las viviendas terminadas, a pesar de que se encuentran actualmente en tierras del gobierno, pertenecerán eventualmente a la comunidad y ellos están en el proceso de obtener títulos a su nombre, los cuales pueden ser pasados a generaciones futuras. Aunque pequeño, su orgullo con respecto a sus hogares era evidente y escuchamos cómo el tener ahora su propia cocina adonde cocinar era algo especial.

Umande Trust, Kibera

Al día siguiente fuimos a visitar a uno de nuestros finalistas de los Premios Mundiales del Hábitat de 2016-17, Promoviendo el saneamiento ecológico en asentamientos informales. Este proyecto llevado a cabo por Umande Trust busca mejorar el saneamiento y la salud en asentamientos informales en Nairobi. El mal saneamiento, debido a una falta de instalaciones de sanitarios y de acceso al agua, lleva a la mala higiene y enfermedades que se extienden rápidamente en asentamientos densamente poblados. Fuimos a ver Kibera, el cual se dice que es el asentamiento informal más grande de África y entre los más grandes del mundo, con un estimado de 500.000 residentes, para ver allí el impacto de las instalaciones facilitadas por el proyecto.

La idea detrás del modelo de Umande Trust es bastante simple. Se construyen bio-centros con baños y duchas en la planta baja. Un gran digestor subterráneo convierte los residuos en biogás, el cual luego es utilizado como combustible para iluminación y para las instalaciones de cocina. Los beneficios para la comunidad son vastos – prevenir la eliminación de residuos humanos al aire libre, mejorar la salud y la dignidad, y brindar combustible asequible para comunidades de bajos recursos.

Los individuos pagan una pequeña suma para utilizar los baños o duchas y el ingreso vuelve luego a la comunidad. El 60% va directamente de vuelta a los grupos comunitarios que gestionan el centro, quienes eligen colectivamente cómo utilizarlo, el 30% es para financiar al personal y otros gastos en el bio-centro, y el 10% adicional va al fondo más amplio para ser distribuido entre otros.

El saneamiento es sólo un foco muy importante del proyecto. Los bio-centros también funcionan como núcleos comunitarios y son todos únicos, dependiendo de las necesidades de la comunidad. Pueden brindar servicios de defensoría, servicios para la juventud, acceso a computadoras fuera del horario escolar para niños, y espacios de reunión. ¡Incluso la planta alta de uno de los bio-centros que visitamos había sido convertida en una sala de proyección para partidos de fútbol, y otra en un local de apuestas!

A pesar de la pobreza evidente, Kibera fue una zona maravillosamente animada llena de pequeños comercios, música y jóvenes emprendedores. Muchos de los que viven aquí trabajan en la ciudad. Las enfermedades no se contienen dentro de los límites de un asentamiento informal – los beneficios del saneamiento mejorado son extendidos. Fue impresionante ver el trabajo fundamental realizado por este gran proyecto para lograr esto.

Puede encontrar todos nuestros ganadores y finalistas de los Premios Mundiales del Hábitat que trabajan a través de África aquí. Para saber más sobre el Día Mundial de África siga el hashtag #AfricaDay2017.


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