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En Hábitat 3 en Octubre de 2016, el ganador del Premio Mundial del Hábitat 2015-16 Fideicomiso de la Tierra del Caño Martín Peña recibió su trofeo. Carmen, un miembro de esta comunidad, brindó en la aceptación del premio un discurso poderoso, conmovedor y que invita a la reflexión. Aquí se encuentra la transcripción de su discurso:

«Cuando construyeron nuestros barrios,  nuestros abuelos y los inmigrantes que llegaron luego no sospechaban que desde la marginación y la pobreza, estaríamos poniendo a Puerto Rico en alto. Crecí y me crié en el Caño, en las tierras que eran humedal, que los campesinos que fueron a la ciudad buscando sustento para sus familias convirtieron en casa y en comunidad.

Vi como a través del tiempo, las comunidades vecinas iban desapareciendo. Eran expropiadas y allí, se levantaban viviendas para otros, grandes edificios. Vi la ciudad crecer a nuestro alrededor. Vi como nuestro caño también desaparecía, al punto que ya el agua no fluye, y como nuestra comunidad se hacía invisible para los demás.

Llevamos 15 años luchando por un mejor calidad de vida, por un caño limpio, por viviendas dignas con alcantarillado sanitario, por no tener miedo a la lluvia, a las inundaciones con aguas contaminadas. Nos organizamos como el G-8, no el de las naciones, sino el de comunidades apoderadas. Pensamos nuestro futuro en un plan participativo, traímos a otros a la mesa y creamos una gran alianza para lograr que nuestro proyecto ENLACE del Caño Martín Peña sea una realidad. Sin saberlo, niños, jóvenes y adultos pensamos e hicimos ciudad.

Cano Martin Pena Habitat IIIPoco sabíamos que la solución que construimos en interminables reuniones, talleres, asambleas, calle a calle, para evitar el desplazamiento de la comunidad seria reconocida como innovadora. A través de nuestro Fideicomiso de la Tierra, somos dueños colectivamente de 200 cuerdas de terrenos localizadas en un lugar privilegiado. Cada familia es dueña de su casa y de su derecho de superficie. Para evitar la especulación y el desplazamiento, rechazamos los títulos de propiedad individuales que usaban los políticos en busca de votos y optamos por la permanencia del barrio.

El cambio para estar aquí no ha sido fácil. Hemos tenido que dejar de pensar en lo individual y vernos como un colectivo. Hemos enfrentado la amenaza continua de quienes ostentan el poder y darnos cuenta de que ese poder surge de nosotros. Nos han quitado las tierras y las hemos recuperado. Hoy podemos decir que la tierra es nuestra. Nos hemos ganado el respeto de todos los sectores. Al anunciarse el premio en febrero, David Ireland decía: “Podría decirse que el Caño es uno de los lugares más democráticos del planeta.”

Mis vecinos y nuestros aliados que me acompañan hoy sentimos un gran orgullo de llevarle esta alegría a nuestro Puerto Rico. Nos sentimos fortalecidos para hacerle frente a lo que venga. Dedicamos el premio a nuestra gente del Caño y todos los que nos han apoyado y se siguen sumando a nuestra lucha por la justicia ambiental, el derecho a la salud y a la vivienda digna, en equidad. El Fideicomiso de la Tierra es muestra del potencial enorme que tenemos como pueblo cuando nos organizamos y nos unimos desde la diversidad tras una meta justa. Porque la tierra es nuestra. ¡El Caño Vive, La Lucha Sigue!»


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