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En el sector de vivienda existen cosas que hacen saltar a tu corazón y otras que te hacen querer llorar. En mis primeros dos meses como nuevo Director de la World Habitat he visto ambas.

Mis primeros días aquí fueron en una consulta que llevamos a cabo sobre Vivienda Liderada por la Comunidad. La frase puede que no acelere el pulso, pero la idea debería hacerlo. Poniéndolo en simples palabras, grupos de personas construyen juntas sus propias viviendas. Así es como gran parte del mundo crea su vivienda, pero la idea no se ha convertido aún en una corriente principal en el Reino Unido. Cuando encuentro comunidades que han construido sus propias viviendas, es obvio porqué funciona. No se necesita un desarrollador (y por lo tanto no hay necesidad de ganancia para un desarrollador). No hay necesidad de infraestructura extensiva de gestión o sistema de asignación. Las comunidades pueden localizar el terreno y elegir adonde desean vivir. Esto significa un uso más eficiente de los terrenos pequeños y la gente logra vivir adónde elige hacerlo. Esto resulta en increíbles lugares para vivir, tales como la cooperativa galardonada de balas de paja LILAC, o el maravilloso proyecto ribereño Lancaster Cohousing. Está claro para mí que estos enfoques crean mejores viviendas porque están moldeados por la gente que los habita. El desafío es cómo podemos hacer más de esto. Aquí también había inspiración; FUCVAM la federación de cooperativas de vivienda por ayuda mutua en Uruguay, ganador reciente de los Premios Mundiales del Hábitat, participó en la consulta. Escuchamos cómo sus miembros han construido viviendas que ahora alojan a decenas de miles de personas en Uruguay, y cómo su modelo de vivienda por ayuda mutua ha sido adoptado en más de 15 países en América Latina y más allá. ¿Podría el Reino Unido hacer lo mismo?

Cuando una idea es buena, es un desafío al cual debemos estar a la altura. Exactamente lo opuesto me recibió en Liverpool. Las calles Welsh consisten en quinientas casas adosadas de mediados del siglo diecinueve. Una fue el lugar de nacimiento de Ringo Starr. Hasta hace algunos años proporcionaron vivienda para quinientas familias. Pero un programa de gobierno que entregaba dinero a los municipios por demoler viviendas ha resultado en que hayan sido reservadas para la topadora. Familias han sido desalojadas. Millones de libras fueron pagados en compensación y costos de compra. La idea original era que la tierra sería transferida a un desarrollador para que las nuevas viviendas pudieran ser construidas. Pero el desarrollador se retiró, dejando los planes para sólo una parte del terreno para alojar la construcción de 150 viviendas por parte de una asociación de vivienda. El plan completo continuó por diez años. La comunidad, adonde muchos habían sido prometidos nuevas viviendas, se ha dispersado. Este mes, luego de que el Secretario de Estado  pasó la decisión de planeamiento para demoler las viviendas, terminó en una consulta pública adonde he sido citado para dar evidencia. Hoy, el área es un pueblo fantasma triste y vacío. Uno adonde la comunidad no tiene control, y no tiene las viviendas que merece. Estoy tentado de decir que es vivienda mal guiada por la Comunidad. Sin embargo, aún aquí, puede haber esperanza.

Este mes he visitado el increíble Decathlon Solar, llevado a cabo en Versalles, Francia. Es una competencia que promueve las mejores ideas para crear viviendas de alimentación solar y de bajas emisiones en Europa. Ya en su duodécimo año, las presentaciones de este año proporcionaron inspiración de que no sólo las nuevas construcciones pueden ser mejores, pero las viejas pueden serlo también. Una presentación fantástica de los Países Bajos, “vivienda con una piel” demostró que, por el precio de la renovación de un loft, una vieja casa adosada puede ser convertida en una vivienda moderna, con prácticamente emisiones cero, a partir de un revestimiento extra desde el exterior. La belleza real de esto es que el trabajo puede ser llevado a cabo en pocos días sin un contratista siquiera necesitando entrar en la vivienda. Es una forma más moderada, menos antagónica y en definitiva mucho más económica de mejorar las viviendas de la gente. Significativamente, tal como todas las buenas ideas en vivienda, pone a la comunidad primero, manteniéndolos juntos, y haciendo su vida mejor. Es una idea que realmente hace saltar a tu corazón.

David Ireland, Director


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