Al “pincharse” la burbuja de la vivienda en España, tras la crisis financiera global de 2008, miles de familias perdieron sus casas por embargos. La opción de tener una casa propia quedó fuera del alcance para muchos, y la presión sobre el mercado de alquileres aumentó exponencialmente. Esto dio inicio a un período de años y años de alquileres desorbitantes e inestables.

Ante esta crisis de vivienda cada vez mayor, un grupo de residentes de Barcelona decidió tomar cartas en el asunto y construir con sus propias manos las casas en las que querían vivir: decentes, más asequibles y respetuosas con el medioambiente. Establecieron la cooperativa de vivienda La Borda con el objetivo de crear una comunidad equitativa e intergeneracional, y ofrecer una alternativa para la posesión de una casa, el mercado de alquileres y la vivienda pública.

La Borda es la primera cooperativa de vivienda de España que se rige por la “cesión de uso” y está construida en un terreno designado para viviendas subsidiadas por el estado. Mediante el modelo de cesión de uso, la cooperativa paga una tarifa anual que le otorga el derecho de usar el suelo durante 75 años. Los miembros pagan una cuota mensual a la cooperativa que les permite vivir allí – no son propietarios de los apartamentos que ocupan, pero tampoco inquilinos.

El proceso de la cooperativa comenzó en 2012, la construcción en 2017, y los residentes se mudaron en enero de 2019. El edificio está conformado por 28 apartamentos que albergan a 60 personas en el barrio Sants de Barcelona. En mayo de 2019 se finalizó un apartamento para huéspedes, y la cocina comedor y sala de estar comunitarias se encuentran en construcción. En la actualidad, La Borda cuenta con un empleado de media jornada, y los 50 adultos que residen en las viviendas se encargan de la autogestión de la cooperativa.

El proyecto en la práctica

La Borda forma parte de Can Batlló, un proyecto más amplio de planificación urbana dirigido por el gobierno desde 1976. Este había establecido planes de construir viviendas sociales y crear áreas verdes en tierras que antes ocupaba la fábrica Can Batlló. Como no se observaron avances al respecto, en 2011 la comunidad empezó a activar los proyectos por su cuenta, y entre ellos, incluyó la creación de la cooperativa de vivienda La Borda.

El proyecto empezó con un grupo pequeño de 10 familias, que lo promovieron en el barrio con un formato “por orden de llegada”, hasta lograr sumar a los 28 grupos familiares que necesitaban para continuar. El uso de terrenos públicos implica que los residentes de La Borda deben cumplir los criterios oficiales para viviendas subsidiadas por el estado. Estos incluyen no poseer propiedades y tener un ingreso anual de menos de 40.000 euros (45.469 dólares). Cada familia tuvo que hacer un aporte inicial obligatorio de 18.500 euros (21.029 dólares).

El hecho de que los miembros de la cooperativa se involucren directamente en el proyecto fue central para el desarrollo de La Borda. Los residentes participan en la toma de decisiones y la gestión mediante siete comités: legal, de arquitectura, económico, de comunicaciones, de la secretaría, de autoconstrucción y de vivienda comunitaria. Los integrantes de la cooperativa se reúnen una vez al mes (con la asistencia mínima de un representante de cada hogar) y cuentan con un comité ejecutivo, integrado por un representante de cada comité.

Para promover la cohesión en la comunidad y reducir los costos, los miembros participaron en la construcción del edificio y los espacios comunes. También se llevaron a cabo actividades de ocio y bienestar para prevenir y resolver conflictos inherentes a los procesos colectivos.

Se conformó un fondo de apoyo mutuo de 5 euros (5,69 dólares) por grupo familiar por mes, a fin de ayudar a los integrantes que tienen dificultades para cubrir sus costos. Hasta el momento, ninguna familia solicitó este apoyo. Si los residentes deciden irse, se les reembolsa su pago inicial de 18.500 euros (21.029 dólares), y los residentes nuevos pagan el mismo monto. Al día de la fecha, ninguno de los residentes originales se fue, y hay una lista de espera de más de 70 personas.

El edificio se construyó con madera de pino proveniente del País Vasco, España, y el diseño pasivo de eficiencia energética incluye “corralas” (tradicionales corredores y patios internos abiertos que incrementan el confort climático del edificio). Cada uno de los 28 apartamentos consiste en un módulo central de 40 metros cuadrados que incluye una cocina, un baño y dos habitaciones pequeñas. Pueden agregarse unidades adicionales como habitaciones o transferirse de un apartamento a otro adyacente, si una familia necesita una reforma.

El costo total del proyecto fue de 3.246.557 euros (3.690.411 dólares), y la financiación se obtuvo de diferentes fuentes. Coop57, una compañía de servicios financieros éticos, proporcionó el 52 por ciento, mediante préstamos de segunda hipoteca y títulos de capital, y los residentes cubrieron un 18 por ciento de los fondos. El 30 por ciento restante se recaudó mediante contribuciones del Concejo Municipal de Barcelona, el Gobierno de Cataluña, el gobierno nacional español, organizaciones de economía social y particulares.

Los costos operativos de La Borda para los próximos 10 años rondan los 180.000 a 200.000 euros (205.000 a 227.000 dólares) por año. Esto incluye el reembolso del préstamo principal, mejoras planificadas, tareas de mantenimiento y gastos asociados a los préstamos. En 2019, la tarifa anual de la cooperativa por el uso de la tierra fue de 3.731 euros (4.193 dólares), cifra que se ajustará de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor.

La mayoría de los costos operativos se cubrirán con las cuotas mensuales de los residentes y las actividades de generación de ingreso que organiza la cooperativa, como sesiones de capacitación para el público en general, funcionarios públicos y arquitectos, y el alquiler del espacio comercial de la planta baja del edificio. La Borda también recibe ingresos a cambio de datos climáticos del edificio para fines de investigación.

La cuota mensual de los residentes se determina por el tamaño del apartamento y el costo de los espacios comunes. La tarifa es de 8,71 euros (9,9 dólares) por metro cuadrado, en comparación con cerca de 11 euros (12,5 dólares) para los alquileres privados locales y alrededor de 7,85 euros (8,92 dólares) para viviendas públicas. Una vez que los préstamos se hayan reembolsado, el costo de las cuotas caerá a aproximadamente 5,86 euros (6,53 dólares) por metro cuadrado.

Impacto social y ambiental

Al ser un edificio pasivo, La Borda tiene un impacto ambiental menor que el promedio (66,37 kwh/m2 por año, en comparación con 87,49), y menos emisiones de dióxido de carbono tanto en la construcción como durante su vida útil. Los residentes participaron en actividades de control y capacitaciones para garantizar el uso adecuado del diseño bioclimático del edificio y sus numerosos dispositivos para el ahorro de agua y energía. Como consecuencia, el invierno pasado, la mayoría de los apartamentos no requirió calefacción. La Agencia de Energía de Barcelona está analizando el consumo de energía y el desempeño medioambiental del edificio, a fin de determinar si el proyecto es replicable.

Este también provocó un cambio en las normativas de edificación del Concejo Municipal de Barcelona, para que La Borda – así como otras iniciativas similares en el future – no tenga la obligación de incluir un estacionamiento.

Al estar financiado por fuentes éticas y con proveedores del mercado social, el proyecto de La Borda tuvo un impacto considerable en la economía social y solidaria de Cataluña. También contribuyó con la creación de La Dinamo Fundació, que pretende ampliar el modelo de cooperativa basado en la cesión de uso.

Con relación a la comunidad de La Borda, el diseño pasivo del edificio está ayudando a aliviar la pobreza energética de los residentes y a reducir los costos de vida en general. También está mejorando la salud, incluso entre los niños, que han tenido menos enfermedades respiratorias desde que se mudaron al edificio.

El futuro

Las cooperativas de vivienda que se rigen por la cesión de uso siguen representando un concepto relativamente nuevo – actualmente solo hay tres funcionando en Cataluña y otras tres en etapa de planificación.

La Borda se convirtió en una referencia importante para estos y otros movimientos cooperativos de toda España, y ofrece apoyo y comparte conocimientos y experiencias de forma activa con otros proyectos, en algunos casos, en colaboración con La Dinamo Fundació. El grupo también pretende influenciar la política municipal para ayudar a incorporar el modelo de cesión de uso a los programas de vivienda pública del país.

Los integrantes de La Borda no solo construyeron las casas seguras y respetuosas con el medioambiente que querían, también crearon una comunidad basada en valores compartidos. Se trata de una iniciativa pionera que demuestra que hay una alternativa más equitativa que los modelos tradicionales de propiedad y alquiler para los miles de españoles que pasan necesidades de vivienda.

Vea el resumen completo del proyecto aquí – disponible sólo en Inglés