Velokhaya es un sitio especial para los residentes de Khayelitsha. La escuela de ciclismo es un refugio para cientos de niños necesitados, adonde pueden andar en bicicleta, aprender, jugar, y escapar de las duras realidades de la vida en los suburbios de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Es fácil identificar a Velokhaya entre el amplio mar de techos de chapa corrugada, gracias a los coloridos murales salpicados en sus paredes. Mirando desde afuera, no hay duda que ese es un lugar para la diversión, aventura, y, más que nada, comunidad. Es el lugar más genial del suburbio y es algo de lo cual sus 400.000 habitantes están orgullosos.

El audaz exterior de la escuela de ciclismo no es un accidente, sino el resultado de un proyecto colaborativo liderado por Boa Mistura, un colectivo de artistas, arquitectos, diseñadores e ingenieros con raíces en el arte del grafiti. El equipo de ocho personas se reunió por primera vez de jóvenes, cuando comenzaron pintando los muros de su propio barrio en Madrid, España. Desde 2001 han sido contratados para transformar una cantidad de espacios urbanos con sus murales, pero el proyecto en Khayelitsha fue la primera vez que el grupo había invitado a la comunidad a ayudarles a pintar. Fue un punto de quiebre para el colectivo, quienes se dieron cuenta que el arte no era sólo una forma de mejorar el entorno urbano físico sino que también podía ser un catalizador para el cambio social para la gente que vive en el barrio. Y con ello, nació el proyecto de Crossroads.

Desde Velokhaya en 2011, Boa Mistura completó 19 proyectos más de Crossroads en 13 países alrededor del mundo, muchos de ellos en América Central y del Sur. Cada proyecto busca unificar e inspirar a una comunidad marginada o necesitada a través del proceso de crear una pieza de arte callejero, que no sólo transforme la zona visualmente sino que también cambie las percepciones de los residentes sobre su barrio y sus propias capacidades.

Comenzar a trabajar

Boa Mistura es generalmente contratado para llevar a cabo el trabajo, y el financiamiento tiende a provenir de una variedad de fuentes, tales como concejos municipales y universidades (Boa Mistura también ha financiado algunos proyectos por sí mismos). Algo crucial para el colectivo es que los patrocinadores no pueden influenciar el diseño. Los costos varían entre US$ 29.000 y US$ 87.000 dependiendo de la ubicación y la escala del proyecto. Esto incluye las visitas al terreno, materiales, diseño y ejecución.

Todos los proyectos siguen el mismo proceso de cuatro pasos, que comienza con el equipo de Boa Mistura sumergiéndose en la comunidad. Su meta es construir una relación con los residentes e identificar a personas que puedan ayudar a llevar a cabo el proyecto, incluyendo a asociaciones del barrio y culturales, organizaciones no-gubernamentales y líderes comunitarios. Para entender mejor a la comunidad, el equipo estudia la historia de la zona, recogiendo información sobre la cultura local y cualquier problema social con el cual estén lidiando los residentes.

En base a esa investigación y a las conversaciones con los residentes, Boa Mistura define entonces los diseños preliminares para el proyecto. Esto generalmente toma la forma de un gran mural, por ejemplo en el costado de un edificio, a lo largo de una calle entera o cubriendo el suelo de una plaza. La identidad y el contexto son siempre partes centrales de los conceptos, los cuales son revisados por la comunidad, quienes eventualmente votan para elegir el diseño final.

Luego llega la pintura colaborativa. Se invita a todos los residentes a participar en el pintado del mural, aunque nadie está obligado a participar. Los niños, jóvenes y los desempleados son generalmente los más involucrados. Se utiliza pintura a base de agua y este y cualquier otro material se compra localmente.

Impacto social

Un propósito clave del proyecto Crossroads es dar a los residentes un sentido de propiedad y pertenencia a su barrio, el cual ellos – y otros fuera de la comunidad – podrían ver con cierta negatividad. Los proyectos se llevan a cabo en barrios necesitados que están generalmente manchados con estigmas relacionados con la pobreza y las drogas. La mayoría de los proyectos comienzan con una limpieza comunitaria, y los residentes están involucrados en todos los aspectos del proceso. Para la pincelada final, Boa Mistura espera tener a los residentes viendo a su barrio de forma positiva y sintiéndose bien sobre su propio lugar dentro del mismo.

Para algunos residentes, participar en un proyecto de Crossroads también puede tener un impacto positivo en sus finanzas. Más de 100.000 personas viven en comunidades que se han beneficiado de proyectos Crossroads, y en muchos casos los participantes aprenden habilidades que pueden ser útiles para futuros empleos. En algunos casos, los proyectos se han enfocado específicamente en capacitar a personas desempleadas en la comunidad. Por ejemplo, en Antofagasta, Chile, cientos de casas fueron pintadas en cuatro barrios distintos, dando trabajo a más de 50 residentes desempleados.

También se involucra a voluntarios de organizaciones de afuera del barrio para participar en los proyectos, creando nuevos e importantes lazos con la comunidad. Las relaciones entre los residentes se fortalecen durante el proceso de trabajar juntos, ayudándoles a recuperar espacios públicos poco o mal utilizados. Durante el proyecto Crossroads en Guadalajara, México, el cual involucró a 250 residentes, una plaza que había caído en manos de traficantes de drogas locales fue pintada junto a las paredes de los bloques de apartamentos circundantes. La plaza es ahora un lugar seguro para que la comunidad realice reuniones sociales, conciertos, mercados y fiestas callejeras.

Al final de cada proyecto Crossroads, depende de los residentes mantener su renovado sentido de pertenencia y empoderamiento y en varios casos la comunidad ha continuado expandiendo el concepto original. Por ejemplo, en Guadalajara, los residentes estaban inicialmente temerosos de un ex-miembro de una banda y artista local de grafiti, y no querían que él estuviera involucrado en pintar sus edificios. Hoy, él colabora con las autoridades locales, pintando más murales en el barrio en el mismo estilo y colores que la pieza de Crossroads. En Antofagasta, cinco jóvenes participantes de Crossroads se han sumado desde entonces a una iniciativa llamada Color Habitante, y ahora llevan a cabo proyectos similares en otros barrios.

El futuro

La belleza del proyecto Crossroads no es sólo la manera en la que transforma la apariencia de un lugar con colores brillantes y diseños que reflejan las vidas de las personas que viven allí, sino también en la simplicidad del concepto, el cual es fácil de replicar en distintos sitios alrededor del mundo.

En el futuro, Boa Mistura busca incluir a una variedad más amplia de grupos etarios, niveles de capacitación, intereses y habilidades en los proyectos, y considera que el apoyo de un sociólogo dentro del equipo podría ayudarlos a lograr esto.

Las ambiciones más amplias para el colectivo incluyen la transformación de un barrio completo o incluso de una ciudad – y quizás no deban esperar mucho. Gracias a su éxito en Antofagasta, Crossroads está siendo considerado como un proyecto piloto para el diseño de una iniciativa national de pintura participativa en Chile, demostrando que el arte puede realmente ser la chispa que encienda el cambio social.

Vea el resumen completo del proyecto aquí – disponible sólo en Inglés