Comenzó en Bangladesh la segunda etapa de un proyecto innovador que propone una iniciativa liderada por la comunidad en donde antes había un campo de refugiados.
El proyecto —fundado en conjunto con World Habitat— pretende obtener garantías sobre la tierra en la que se establecieron dos campamentos “piloto”, donde viven más de 6.600 familias biharis. El pueblo bihari —musulmanes no bengalíes originarios del estado oriental de India denominado Bihar— son víctimas de discriminación y apatridia desde hace mucho tiempo. Cuando India se dividió en dos, y se creó Pakistán en 1947, hubo enfrentamientos violentos que hicieron que muchos biharis se fueran a Pakistán Oriental. Cuando, tras una guerra por la independencia, Pakistán Oriental pasó a ser Bangladesh en 1971, a muchos biharis de lengua urdu se los consideró aliados de Pakistán. Con el alto a las repatriaciones en 1974, ni Pakistán ni Bangladesh reconocieron la ciudadanía de los biharis, quienes, como consecuencia, viven en campamentos desde hace décadas. En 2008, un tribunal supremo finalmente les reconoció el derecho a la nacionalidad bangladesí y, por lo tanto, formalmente, ya no son refugiados. Sin embargo, sus condiciones de vida siguen siendo las mismas.
En un contexto de incertidumbre con respecto a la propiedad de las tierras de los campamentos, y precios que aumentan cada día más, el proyecto pretende garantizar el futuro del pueblo bihari mediante la movilización de los residentes con el fin de desarrollar una organización liderada por la comunidad. Una propuesta es la creación de un Fideicomiso de Tierras Comunitarias, mediante el que se aseguraría la perpetuidad de la ocupación de las tierras y se permitiría el desarrollo de infraestructura y viviendas.
Council of Minorities, una ONG de derechos humanos de Bangladesh, implementó la primera etapa del proyecto a fines de 2019. Esto involucró grupos focales con jóvenes, ancianos y los líderes actuales. Mediante este proceso, se realizaron investigaciones acerca de la historia y la situación legal de la tierra, y los más jóvenes participaron en un ejercicio de elaboración de mapas físicos y sociales, para recopilar información sobre la infraestructura, el uso de la tierra y las opciones de ingresos en los campamentos. La fase final de la primera etapa —talleres para el desarrollo de líderes de las organizaciones comunitarias de vivienda— se pospusieron debido al brote de COVID-19.
Rabeya Rahman, arquitecta comunitaria y líder de diseño del proyecto, dijo:
“En el marco de la nueva y dura crisis que enfrenta nuestro país, las luchas de los biharis se perciben como un ‘caso perdido’, especialmente ahora que ya no tienen el estatus de ‘refugiados’. Mientras tanto, siguen viviendo en un estado de limbo, en el que, ya no solo una, sino tres e incluso cuatro generaciones se criaron en la reclusión de los campamentos. El desplazamiento de estas comunidades sin ofrecer una solución duradera tendrá sus consecuencias, por lo tanto, hoy más que nunca, urge que la comunidad se empodere y defienda sus derechos.
“La creación de mapas y perfiles de la comunidad pueden ser una herramienta poderosa, ya que representan una expresión colectiva de lo que les corresponde. Esto les permitirá legitimar sus reclamos y decidir de forma activa cómo debe definirse el desarrollo en sus propias comunidades y territorios”.
Mariangela Veronesi, Líder de Programa de Vivienda Liderada por la Comunidad en World Habitat, dijo:
“Estamos muy contentos de poder trabajar con un proyecto tan innovador. El establecimiento de una iniciativa comunitaria en un antiguo campamento de refugiados lleva el concepto de vivienda liderada por la comunidad a otro nivel y, al mismo tiempo, mantiene el objetivo de otorgar a las comunidades más control sobre sus casas.
“Tras una primera fase exitosa, la segunda fomentará una movilización más significativa de la comunidad, así como la generación de redes y, finalmente, la creación de estatutos, una misión y una visión que rijan la organización. Se reanudarán los trabajos preliminares de divulgación entre los residentes de los campamentos y aliados clave, como arquitectos, planificadores y abogados. Asimismo, se realizará una encuesta en los hogares mediante un ejercicio de elaboración de mapas detallados para el que se utilizará una tecnología nueva y capacitaciones a cargo de Cadasta, una organización global sin fines de lucro que brinda asistencia a residentes de asentamientos informales para que documenten la existencia de sus hogares y puedan luchar por el reconocimiento de la tenencia. Además, se contratará a once jóvenes de cada campamento para que trabajen a tiempo completo con el análisis y el procesamiento de los datos que se obtengan”.
Imagen: Noor Hossain
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