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Unos pocos días después de que asistí a la Conferencia de Políticas de FEANTSA de 2019, un periódico del Reino Unido publicó un artículo que promocionaba a Vivienda Primero como una solución «secreta y milagrosa» de Finlandia para el sinhogarismo que les da a las personas una casa de inmediato, sin ningún tipo de condición.

Lo gracioso es que Vivienda Primero no tiene nada de secreto. De hecho, en la conferencia, Juha Kaakinen, CEO de la Fundación Y, organización ganadora de los Premios Mundiales del Hábitat que fue fundamental para el desarrollo y la ejecución de Vivienda Primero en Finlandia desde 1985, dejó muy claro que no mantuvieron el modelo en secreto y que, sin duda, no son los únicos que lo están desarrollando. En efecto, el evento de FEANTSA reunió a delegados de toda Europa y más allá, que están trabajando arduamente para terminar con el sinhogarismo en sus barrios, ciudades o países, y que creen que Vivienda Primero es la vía para hacerlo. Uno de los mensajes más potentes de Kaakinen fue: «Tenemos las pruebas, realizamos los pilotos y sabemos que esto funciona. Entonces, dejemos de hablar y empecemos a actuar para terminar con el sinhogarismo de una vez».

Con esto en mente, mi pregunta principal de ese día fue la siguiente: ¿Qué cambió? ¿Cómo avanzó el debate y qué logramos desde que nos reunimos todos aquí hace un año?

Un tema que surge repetidamente en los debates sobre sinhogarismo es cómo podemos crear viviendas de alta calidad y asequibles. La falta de estas es un problema que comparte la mayoría de pueblos y ciudades de Europa. Este año, la Plataforma de Soluciones de Vivienda de FEANTSA presentó ejemplos prácticos de ideas reales, osadas y experimentales sobre cómo hacer exactamente eso. Por ejemplo, en Dinamarca, Homes for All trabaja con alumnos de desarrollo de vivienda para proporcionar alojamiento. Este programa reserva el 10 por ciento de las unidades para jóvenes sin hogar, con la condición de que deben empezar a estudiar dentro del año posterior a haberse mudado a la propiedad. Al promover la integración en el alojamiento con otras personas de edades similares y brindarles apoyo para que sociabilicen y estudien, el programa ayuda a estos jóvenes que no tienen un lugar para vivir a sentirse «normales» nuevamente, ya que se les ofrecen las mismas oportunidades de vida y trabajo que tienen sus pares. El proyecto destaca tres componentes clave de Vivienda Primero para jóvenes: convivencia, asistencia social e integración en la comunidad.

Los ejemplos de Vivienda Primero para grupos específicos como las personas jóvenes aún son bastante escasos, y con la presentación de modelos como este, se está empezando a desarrollar un enfoque en la adaptación de Vivienda Primero para que sea funcional para diferentes grupos vulnerables con necesidades particulares.

Otro ejemplo innovador de soluciones de vivienda originales que dan un paso más en la implementación de Vivienda Primero provino de Social Bite. Esta organización escocesa empezó como una pequeña cafetería en Edimburgo, que funcionaba como emprendimiento social, y, desde entonces, ofrece capacitaciones y empleos a personas que no tienen dónde vivir, distribuyen comida gratis, y conectan e integran a 400 personas vulnerables cada semana, a través de un evento denominado «Social Supper» (cena social). Además, construyeron la Social Bite Village, una aldea hecha a medida que aloja a 20 personas afectadas por el sinhogarismo, que reciben asistencia intensiva para que puedan generar una vida independiente. La aldea no se considera una «solución única», sino un modelo alternativo y replicable que funciona para algunas personas que no tienen dónde vivir, pero cuyas necesidades complejas son más abarcables.

Social Bite también habló sobre su asociación con otras organizaciones para abordar el sinhogarismo mediante Vivienda Primero en cinco ciudades, entre ellas, Glasgow, integrante de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles. Invirtieron tres millones de libras en el proyecto Pathfinders de Vivienda Primero, que tiene el apoyo oficial del gobierno escocés. Ya son 66 las personas que se mudaron a casas nuevas como parte del programa, lo cual demuestra cómo la colaboración puede generar cambios sistémicos reales y, lo más importante, cambiar la vida de las personas para mejor.

Claro que, por más de que la solución finlandesa no sea un secreto, no podemos decir que no hay nada para aprender de su ejemplo. Finlandia es pionera en la replicación de Vivienda Primero para hacer una diferencia real en todo el país y es el único país europeo que logró una disminución significativa en el nivel de sinhogarismo durante los últimos años.

Como hemos visto a través de otros ejemplos en Europa, la replicación basada en proyectos de Vivienda Primero es lenta y, como lo expresó Kaakinen, se corre el riesgo de convertirse en «un servicio más de sinhogarismo». Lo que se necesita es una estrategia nacional. No se trata de iniciar otro proyecto de Vivienda Primero, sino de un cambio del sistema completo. El verdadero secreto del éxito finlandés para combatir el sinhogarismo reside en un consenso político y en la coapropiación del problema entre todos los sectores. Lo que quedó claro en la conferencia de este año es que ya se están realizando muchos trabajos excelentes, y estamos empezando a observar esta colaboración intersectorial en otros países, como Escocia.

Con el compromiso y la financiación adecuados, y, un factor muy importante, como lo es una perspectiva colectiva, realmente podríamos erradicar por completo el sinhogarismo.


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