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Patrick Duce, Gerente de Impacto de Campaña de World Habitat, examina el nuevo informe de la Comisión liderada por Shelter sobre Vivienda Social, muestra cómo detrás de la catástrofe de la Torre de Grenfell, yacen los cimientos del sinhogarismo en el Reino Unido, y presenta una visión audaz sobre el sector de vivienda social.

El fracaso de las políticas de vivienda social en Inglaterra quedó escandalosamente expuesto en la horrorosa catástrofe de la Torre de Grenfell de 2017. Esta tragedia dejó al descubierto las deficiencias sistémicas del sector de vivienda social. La verdadera prueba de fuego para una sociedad saludable es la cantidad de personas que duermen a la intemperie en las calles, y un informe publicado esta semana pone de manifiesto el impacto negativo que las políticas de vivienda social han tenido sobre las cifras crecientes de sinhogarismo.

En publicaciones anteriores del blog, exploramos las causas de la tragedia de la Torre de Grenfell, y, también abordamos temas delicados relacionados con los culpables. No obstante, a partir de la catástrofe, Shelter, una de las asociaciones de caridad para vivienda y sinhogarismo más grandes del Reino Unido decidió desarrollar una Comisión de alcance nacional. Sobre la base de una consulta de un año de duración realizada a alrededor de 31.000 personas, como inquilinos de viviendas sociales, organizaciones de vivienda y comisionados expertos, dicha Comisión describe las urgentes reformas que se necesitan para alcanzar su visión de vivienda social, que “satisface tanto las necesidades como las aspiraciones”.

Esta semana, se publicaron los resultados observados por la Comisión, que no proponen banalidades ni sugieren ajustes superficiales en el mercado. La idea central del informe trasmite claramente el mensaje de que el suministro inadecuado de viviendas sociales está generando, directa e indirectamente, los estremecedores niveles actuales de sinhogarismo que observamos en este país, y, por motivos similares, en gran parte de Europa.

Pero, ¿cómo llegamos a este punto?

Según lo investigado por la Comisión, llegamos a este punto gracias a una combinación del fracaso en la construcción de hogares suficientes para satisfacer correctamente la demanda, y en el desarrollo prolongado de un sector de vivienda social exclusivo para las personas más necesitadas, sumado a una explosión en la cantidad de inquilinos privados e incrementos enormes en los costos de bienestar social para el gobierno. Si bien no fue hasta el mes pasado que el Ministro de Vivienda, James Brokenshire, convenientemente, señaló que el aumento del sinhogarismo no es consecuencia de las políticas del gobierno, la investigación de Shelter no se anda con rodeos para declarar que los resultados en el mercado de vivienda que se mencionaron previamente no responden a “una planificación o intención de ningún gobierno, sino que son el resultado de las decisiones de varios gobiernos sucesivos”. Dichos gobiernos han presidido un mercado de vivienda que no ofrece hogares estables a adultos solteros no prioritarios, y, a la vez, empuja a las familias jóvenes y a los padres y madres solteros hacia viviendas de un sector inseguro de alquileres privados. De esta manera, para muchos el riesgo de sinhogarismo aumenta.

“No podemos seguir así”, es el tipo de comentario que escuchamos de personas que hacen precisamente eso. La comisión de Shelter no se mantiene al margen ni vacila al proponer un cambio decisivo y generacional en las políticas de vivienda. Para satisfacer la demanda de 3.1 millones de hogares para Inglaterra, es necesario un programa de veinte años de inversión en la construcción de viviendas sociales. Sin una inversión de estas características, expresa Shelter, el gobierno tiene pocas posibilidades, o ninguna, de cumplir su propia meta anual de construcción de 300.000 casas nuevas, y de que para 2027 no haya más personas durmiendo a la intemperie. El informe también dispone planes para fortalecer y proteger a los inquilinos del sector social, y para garantizar que estos se empoderen y puedan tener, no solo una voz sobre su futuro, sino también contar con la protección de una nueva regulación.

Durante 40 años, World Habitat ha buscado, promovido y difundido proyectos de vivienda innovadores, destacados y, en muchos casos, revolucionarios en todo el mundo. Estamos muy contentos de ver el reconocimiento que se hace en la investigación de Shelter de la drástica planificación urbana y el uso pionero de sistemas de energía renovable en Friburgo, así como del Ganador de un Premio Mundial del Hábitat anterior (2016), “Más que vivienda” en Zúrich, que fue uno de los programas de vivienda cooperativa más grandes y ambiciosos de Europa. La Ciudad de Tampines, una versión anterior del modelo financiero de Singapur que destacan en el informe, también fue uno de los Ganadores de los Premios Mundiales del Hábitat en 1992.

Pero lo que esta investigación detalla con claridad es la relación entre el suministro inadecuado de viviendas sociales y el aumento del sinhogarismo. Este es el motivo por el que en World Habitat hemos estado tomando como referencia los métodos y resultados positivos de países como Finlandia, los Países Bajos y Estados Unidos, para llevarlos a la práctica en el marco de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles.

Esta campaña audaz pone el foco en la eliminación del sinhogarismo crónico en las calles, a través de una red de 13 ciudades europeas, que intentan ofrecer opciones adecuadas de alojamiento, como Vivienda Primero, para las personas que terminan en la calle, sin un techo. World Habitat comparte la visión de Shelter de un mercado de vivienda estimulado por el suministro adecuado de casas sociales genuinas, en lugar de políticas nacionales de vivienda sucesivas que no hacen más que perpetuar la situación actual. Las casas sociales deberían ser simplemente eso, hogares para que las personas de todos los sectores de la sociedad puedan prosperar, y no el último bastión de una red de seguridad deteriorada.

Imagen: Gideon Mendel


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