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Al volver de las jornadas de intercambio – financiadas por la World Habitat – a la Campaña de las 100.000 Casas en los EEUU, David Ireland comenta sobre las soluciones a los problemas globales de vivienda.

‘Por estos días leo menos periódicos de lo que debería, pero al comienzo de esta semana tuve un viaje de tren largo y compre un periódico en la estación de tren. Luego de algunos minutos de leerlo, comencé a desear no haberme molestado. La historia principal explicaba cómo el impacto humano ha resultado en la pérdida de la mitad de las criaturas del mundo en los últimos cuarenta años. En otro lugar, un artículo reportaba que los científicos dicen que el calentamiento global podría ser peor de lo que se teme, un experto en Oriente Medio predecía una guerra de cincuenta años y otro informe declaraba que la batalla para contener el Ébola estaba perdida. Los mayores problemas del mundo, parecía decir, están fuera de control y son irresolubles. Pero luego de la semana que recientemente pasee en los EEUU, yo sé que no lo son. La Campaña de las 100.000 Casas, ganadora del Premio Mundial del Hábitat del año pasado, es un destacado ejemplo de esperanza. Ha proporcionado la prueba de que no sólo es posible resolver una de las grandes injusticias sociales de la humanidad; el problema de las personas sin hogar de largo plazo, también ha creado un impulso que podría simplemente significar que solucionarlo es inevitable.  Recientemente la World Habitat llevó a un grupo de expertos y profesionales en el problema de las personas sin hogar de alrededor del mundo a Los Ángeles para vivir en carne propia la campaña y cómo se ha realizado. La Campaña de las 100.000 Casas, liderada por la ONG realmente inspiradora Community Solutions, finalizó en Julio de este año luego de cuatro años en los cuales inspiró a comunidades locales a través de los EEUU a albergar 105.000 personas crónicamente sin hogar. La campaña sucesora Cero:2016, también liderada por Community Solutions, busca finalizar la tarea y terminar con el problema crónico de las personas sin hogar en los próximos dos años. Nuestra visita comenzó con un recorrido de la zona central deteriorada de Skid Row. Esta área es notoria por tener la mayor población de personas sin hogar en los EEUU. Las calles están cubiertas con refugios improvisados, cajas de cartón y carros de supermercados. Incluso algunos de los profesionales trabajando con personas sin hogar con más experiencia en nuestro grupo estaban visiblemente impactados por la increíble escala de lo que vimos, escuchamos y olimos; cientos, quizás miles de personas, viviendo en las calles en una minúscula parte de una ciudad. Esto demostró que aún hay mucho por hacer, pero también porqué esta campaña importa tanto. En el transcurso de la semana escuchamos cómo la campaña trabajó para movilizar el apoyo a través de cuatro principios simples:

  • Conocer cada persona sin hogar por su nombre
  • Enfocarse en los más vulnerables
  • Utilizar datos en tiempo real para dirigir lo que sucede
  • Utilizar Vivienda Primero

A pesar de su nombre, la Campaña de las 100.000 Casas no era un programa de construcción de viviendas. Simplemente buscó utilizar los recursos existentes de manera más efectiva. Previamente, las personas crónicamente sin hogar frecuentemente quedaban afuera de los beneficios y de la vivienda a los cuales tenían derecho porque éstos se destinaban a otros con menores necesidades. Esto no sólo es injusto, pero también es un derroche. Los números demuestran que la provisión de vivienda para las personas permanentemente sin hogar es de hecho más económica que la provisión de servicios para mantenerlos en las calles. La campaña buscó cambiar el corazón y la cabeza de la gente. En lugar de un conteo de personas lento y burocrático, inició el concepto de “Semana de Inscripción”. Se alentó a las comunidades a movilizar voluntarios para contabilizar a todos los que estaban viviendo en las calles en un par de noches consecutivas. No hubo un recuento laborioso después; los resultados fueron presentados a la comunidad y a los medios la mañana siguiente. Se utilizaron predominantemente fotografías y nombres de las personas, aclarando cuales eran las personas más vulnerables. La clara implicación era que si algo no se hacía de inmediato, serian aquellas personas cuyos nombres y caras nos miraban desde la presentación de diapositivas en la pared las que morirían. En lugar de números abstractos, el problema de las personas sin hogar se tornó personal. Las estadísticas pueden a veces ser aburridas pero la campaña las utilizó con un efecto destacable. Community Solutions resolvió la medida crucial del éxito. Esto era simplemente la proporción local de las personas sin hogar que obtuvo refugio cada mes. Ellos descubrieron que si una comunidad estaba en una puntuación de 2.5% o mayor en esta medición, estaba en camino para terminar con el problema crónico de las personas sin hogar. La campaña midió el desempeño y celebró a las comunidades que lograron este objetivo. Se creó una elite, “club 2.5%”, y se alentó a las comunidades a competir y sumarse. El sentido de inercia que se consiguió era palpable. Al final, 186 comunidades se unieron al club y el desempeño mejoró más y más con el correr de la campaña. El principio concluyente era la adherencia a “Vivienda Primero”. Este simple concepto consiste en que se les ofrece a las personas sin hogar una vivienda sin condicionalidades. Se ayuda a la gente con problemas tales como dependencia de alcohol o drogas una vez que han sido alojados. Esto difiere de los enfoques tradicionales que ofrecen un proceso de ciertos pasos a la vivienda permanente a través de refugios. Los enfoques tradicionales buscan resolver los problemas de la gente antes de tengan vivienda. Vivienda Primero, aunque no es aceptado universalmente, está siendo rápidamente aceptado como el método más efectivo de resolver el problema de las personas sin hogar. La campaña ha proporcionado un caso de estudio mayor que ningún otro para demostrar que Vivienda Primero funciona. En uno de nuestros últimos días en Los Ángeles visitamos el Valle de San Fernando y conocimos al impresionante líder comunitario John Horne. Él llamo a una reunión de profesionales locales trabajando con el problema de las personas sin hogar justo antes de que la campaña comenzara. Uno de los participantes alzó su mano y preguntó “¿Cuándo vamos a realmente hacer algo para solucionar el problema de las personas sin hogar?” Su valiente pregunta es algo que ha resonado en mí. ¿Cuán seguido vamos todos con la corriente y que tan infrecuente es que alguien se atreva a enfrentar el statu quo? La Campaña de las 100.000 Casas ha enfrentado el statu quo de manera sistemática. Nadie podrá decir nunca más que la falta de hogar crónica es irresoluble, porque ellos han demostrado que no lo es. Ese es un gran logro y no sólo hace posible que esta increíble campaña sea adaptada y copiada alrededor del mundo pero quizás hace inevitable que uno de los mayores males de la humanidad, el problema crónico de las personas sin hogar, sea resuelto.’


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