En América Latina, 120 millones de personas viven en asentamientos informales o en condiciones de vivienda inadecuadas, y un 70 por ciento de las casas de la región se construyen a través de la “producción social del hábitat”, término que hace referencia a una variedad de iniciativas que llevan a cabo las personas y comunidades por su cuenta, sin asistencia técnica ni estatal, generando, mejorando y gestionando sus entornos habitacionales.

Las formaciones académicas no incluyen un abordaje adecuado para esta realidad, y, como consecuencia, los profesionales y funcionarios públicos relacionados con el sector de vivienda, en general, ignoran el papel crucial que las personas y las comunidades tienen en el proceso de creación de hábitats urbanos cuando se los excluye de los mercados inmobiliarios y de los programas de vivienda pública debido a sus ingresos bajos, sus empleos informales o su situación de inmigrantes.

Desde 1994, ULACAV, la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda, busca maneras de visibilizar la brecha entre los problemas que enfrentan las sociedades latinoamericanas contemporáneas y los programas de estudio de las universidades asociadas al sector de la construcción (arquitectura, ingeniería, planificación urbana, trabajadores sociales, sociólogos, geógrafos, etc.). En ULACAV sostienen que, para aportar a superar la crisis habitacional de la región, se debe capacitar a los estudiantes y promover una nueva manera de abordar las complejidades inherentes a este problema.

La red es una entidad no gubernamental independiente, autogestionada y autofinanciada, que reúne a 13 profesores eméritos y 65 espacios formativos universitarios, todos comprometidos con la participación de la comunidad en el desarrollo de vivienda y hábitat, con el principio del “derecho a la ciudad” (que considera que las ciudades deben ser espacios de cocreación que beneficien a todas las personas). Entre los integrantes hay representantes de ocho países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Uruguay.

ULACAV lleva a cabo reuniones anuales para intercambiar conocimientos y experiencias, fomenta la interacción con las comunidades populares y trabaja con grupos activistas, movimientos sociales y organismos gubernamentales para influenciar las políticas locales y nacionales.

Como consecuencia del desarrollo profesional que la red promueve, hasta ahora 800.000 personas recibieron asistencia habitacional, y se formó a más de 14.000 futuros profesionales del sector de vivienda y hábitat.

El proyecto en la práctica

El objetivo de la red es acompañar la producción social de espacios habitacionales adecuados especialmente, para las personas más vulnerables de la región.

Para esto, enseñan a estudiantes de carreras de grado y posgrado temas relacionados con el hábitat y la vivienda, y promueven capacitaciones, investigaciones y trabajos de campo que se enfocan en la producción social del hábitat y en la participación ciudadana. Otra meta de la red es redescubrir conocimientos tradicionales de las comunidades locales y aprender de estos, para luego combinarlos con sus iniciativas y crear hábitats urbanos mejores en la región. Cada año se invita a los miembros a una reunión que tiene lugar en diferentes ciudades, para intercambiar prácticas, hacer visitas de campo y planificar actividades e investigaciones conjuntas.

En el ámbito académico, los miembros de ULACAV incorporan contenido sobre empoderamiento comunitario y grupal en los programas de estudio a través de alianzas con iniciativas lideradas por la comunidad. Los acuerdos con las organizaciones sociales también incluyen la creación de puestos de prácticas laborales para los estudiantes en una variedad de contextos, como comunidades originarias, asentamientos informales y áreas remotas. Esta experiencia en el terreno incluye, entre otras, metodologías de diseño participativo que enfatizan un enfoque de género inclusivo y respetuoso del medioambiente, así como tecnologías sostenibles.

Los criterios de selección de las comunidades con las que se trabaja incluyen avasallamiento de derechos, problemas acuciantes de comunidades en riesgo, comunidades cercanas o ligadas a las universidades, apertura a procesos participativos, y procesos que involucran políticas públicas que afectan a la comunidad.

Además de moldear el horizonte académico de la región, la red tiene influencia sobre los futuros profesionales del sector de vivienda y hábitat (14.764 estudiantes formados durante los últimos cinco años) y está presente en los debates, tanto en el ámbito comunitario como político, de toda la región y en todos los niveles. Cerca de 500 organizaciones públicas participan en trabajos de ULACAV.

Como los miembros de ULACAV tienen un fuerte compromiso con la transformación de las sociedades latinoamericanas, en general, también forman parte de otras redes regionales e internacionales, y de organizaciones aglutinadoras como la Coalición Internacional del Hábitat, Hábitat para la Humanidad, ONU Mujeres, Encuentros Latinoamericanos de Arquitectura Comunitaria HABITAR Argentina y el Colectivo Hábitat. ULACAV colabora y participa en actividades que organizan estas instituciones.

La red también interactúa con movimientos sociales y grupos activistas populares. Por ejemplo, en Argentina, y solo nombrando a algunos, trabaja con las Cooperativas del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, del Frente de Organizaciones en lucha, la Mesa Activa por la Reurbanización de la Villa 20, Juntas Vecinales, Cuerpos de delegados de barrio, Organizaciones sociales, entre muchos otros. En el mismo país, ULACAV es miembro de la Mesa Intersectorial de Políticas de Suelo, del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat.

Financiación

ULACAV no recibe aportes financieros de ningún organismo público, ONG o empresa privada. Esta independencia financiera es fundamental para garantizar la libertad ideológica de la red. Los espacios formativos pueden tener financiamiento universitario de investigación.

La organización se autofinancia a través de los miembros, que pagan una tarifa anual (equivalente a 20 dólares) en la moneda de sus países. Las cátedras universitarias hacen los pagos en nombre de los miembros.

Las tarifas de la membresía se usan para sostener la comunicación dentro de ULACAV. Todas las actividades de la red se realizan con una modalidad de voluntariado, sin involucrar pagos ni contribuciones en ninguna etapa.

Impacto social y ambiental

Entre los años 2017 y 2021, los miembros de ULACAV formaron a 14.764 estudiantes (de carreras de grado, maestría y posgrado), trabajaron en 1.278 comunidades en las que viven 783.200 personas y se asociaron con 490 organizaciones públicas.

Además de esto, la red tiene un impacto significativo sobre profesionales, personas encargadas de la toma de decisiones, políticas públicas y líderes locales, y poder para moldear e influenciar la implementación de proyectos y programas de vivienda en la región. Por ejemplo, recientemente, ULACAV participó en la organización de un programa de capacitación para funcionarios del Gobierno Nacional de Argentina.

Las conexiones establecidas por la red entre organizaciones populares y legisladores ampliaron el panorama, y están aportando a dar forma a conversaciones estratégicas como la Nueva Agenda Urbana de ONU-HÁBITAT. ULACAV participa en la elaboración y presentación legislativa de un proyecto de legislación sobre producción social autogestiva del hábitat, que, posiblemente, tendrá incidencia en Argentina y Brasil.

El mayor nivel de consciencia con respecto a los problemas que enfrenta el sistema de educación actual, y la fuerte articulación de estos problemas entre los miembros de ULACAV permitió que muchos de ellos crearan cursos obligatorios y electivos que se relacionan con la producción social del hábitat en una variedad de universidades de toda la región.

Desde una perspectiva social, la red aborda las problemáticas de vivienda y hábitat de manera integral, multidimensional y multisectorial. Estimula la consideración de temas relacionados con el género, la etnia, la niñez y la tercera edad en cada comunidad. En los últimos años se observó un interés cada vez mayor por parte de los miembros en acompañar los procesos de igualdad de género, tanto en las actividades de cada miembro como dentro de las comunidades con las que estos trabajan.

En ULACAV consideran que el abordaje de los problemas medioambientales que enfrentan las comunidades más vulnerables de América Latina representa una parte integral de todos sus proyectos. Los miembros trabajan con comunidades que se asentaron en terrenos inundables, laderas con riesgo de derrumbe, vertederos de residuos urbanos y otras áreas con contaminación hídrica y atmosférica. Esto orienta a residentes y funcionarios del gobierno hacia la búsqueda y la implementación de soluciones para mejorar las condiciones para estas comunidades.

Transferibilidad y expansión

En ULACAV pretenden seguir creciendo, mediante la capacitación e incorporación de miembros nuevos, y mediante la consolidación de la red en Brasil, Colombia y México, además de avanzar hacia nuevos países de la región.

En el ámbito académico, la red sigue ampliando sus actividades a través de capacitaciones, investigaciones y trabajos comunitarios, y tiene como objetivo fortalecer el intercambio con otras redes comprometidas con la mejora de la vivienda y el hábitat de todo el mundo.

Algunos de los proyectos para el futuro son desarrollar una diplomatura latinoamericana enfocada en el hábitat popular, destinada a docentes y miembros de las comunidades.

Para alentar la divulgación de sus objetivos y experiencias, la red se centrará en mejorar la comunicación a través de las redes sociales y en su propio sitio web, para que funcione como biblioteca y observatorio. Esto podría incluir una variedad de material multimedia, como un documental sobre las experiencias de los miembros durante los 28 años de existencia de la red.

La escala de la crisis habitacional en América Latina es enorme, pero a través de ULACAV, académicos de toda la región están trabajando arduamente para que las generaciones futuras de profesionales y funcionarios públicos relacionados con el sector de vivienda comprendan y consideren el valor de las iniciativas lideradas por la comunidad a la hora de abordar las desigualdades espaciales, sociales y medioambientales del continente.