Lex Courts participó como voluntaria en GalvaniseBH —la campaña local de Brighton and Hove, Reino Unido— en el marco de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles de World Habitat.
La primera vez que supe sobre la existencia de Galvanise fue en una fiesta. Al pasar, escuché al amigo de un amigo preguntando si a alguien le interesaba unirse a una iniciativa para ayudar a las personas sin techo de la zona. Hacía un tiempo que yo estaba buscando una oportunidad para participar como voluntaria en algún proyecto, entonces me inscribí.
Hace poco volví a Brighton, después de vivir 16 años en el extranjero. Había escuchado que la cantidad de personas viviendo a la intemperie había aumentado muchísimo desde que me fui. Pero, aún así, no estaba preparada para convivir con esa realidad todos los días.
Entre 2010 y 2017, el número de personas que duermen a la intemperie aumentó diez veces en Brighton and Hove, y GalvaniseBH se estableció para unir a la comunidad con el fin de abordar esta problemática. El año pasado, nuestra ciudad experimentó la disminución más grande de todo el país en la cantidad de personas que duermen en la calle: la cifra se redujo de 178 a 64.
La Semana de Conexiones se centra en una encuesta diseñada para dar voz a las personas que duermen a la intemperie. Esta es la segunda vez que los voluntarios locales salen a la calle para conversar con las personas que duermen a la intemperie sobre sus experiencias, para saber qué necesitan.
Mediante una sesión de capacitación, nos pusimos al tanto de todo. Repasamos la encuesta, las mejores maneras de acercarse a las personas y cómo mantenernos seguros. La Semana de Conexiones comenzó unos días después. Yo elegí el turno de la noche, y a las 21 horas del lunes, me dirigí al punto de encuentro y, junto a mi equipo, me preparé para cuatro horas de caminatas y charlas.
Nuestra zona incluía un largo tramo de la playa. Esa noche había mucho viento y llovía hacía días, por lo que muchos de los lugares en los que habitualmente duerme la gente estaban vacíos. Nos adentramos un poco hacia una calle más resguardada y empezamos a ver algunas bolsas de dormir en los umbrales.
Al principio, estaba bastante nerviosa de tener que acercarme a personas que estaban durmiendo, pero el té caliente hizo más tentadora la charla.
Ya había interactuado muchas veces con personas que viven en la calle previamente, pero, en general, solía ser para entregarles unas monedas o explicarles por qué no podía hacerlo. La posibilidad de sentarme y tener una conversación real, sin prisa, para simplemente escuchar, en ese momento me pareció un privilegio enorme.
Todas las personas que aceptaron hablar con nuestro equipo fueron increíblemente abiertas y honestas con respecto a sus experiencias. Algunas de las historias que escuchamos eran devastadoras. Me resultó difícil no enojarme con los sistemas que no les brindaron la protección que necesitaban. Sentí bronca y desilusión, pero también esperanza.
Aprendí muchísimo sobre los recursos y la asistencia que hay en la ciudad. Me reconfortó saber que existen muchas organizaciones benéficas en Brighton and Hove que se dedican a las personas sin hogar, y que la mayoría de la gente con la que hablamos tiene acceso a ellas. Pero al mismo tiempo, me preguntaba por qué sigue habiendo tantas personas que viven en la calle.
Evidentemente, no existe una única solución estándar para todos los casos, y hace falta mucho más trabajo para prevenir el sinhogarismo, y para ayudar a las personas que duermen a la intemperie a recuperar sus vidas. Para intentar eliminar el sinhogarismo en las calles de una vez por todas, hablar con las personas sobre sus experiencias y preguntarles qué necesitan parece un excelente punto de partida.
Imagen: Luke Flegg
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