La crisis europea en el sector de vivienda ha hecho que las personas se unan en busca de alternativas para el sistema tradicional. El modelo de Fideicomiso de Tierras Comunitarias (FTC) —codirigido por residentes, autoridades públicas y sociedades civiles— es una solución ampliamente usada en Estados Unidos y el Reino Unido. Ha llamado la atención de otros países, gracias a su objetivo de ofrecer asequibilidad a largo plazo, con una distinción entre la titularidad de la vivienda y la posesión de la tierra. También actúa en contra de la especulación y permite que la comunidad trabaje en equipo para revitalizar sus vecindarios.
Recientemente, asistí a una jornada de intercambio en Bruselas en la que se presentó la escala del movimiento y el entusiasmo de aquellos que trabajan en todo el noroeste de Europa con el mismo objetivo. También participó gente de Francia, Ámsterdam, Gante y Bruselas, todos con la intención de aprender más sobre el modelo de FTC y, en particular, sobre cómo generar esa asequibilidad a largo plazo de forma satisfactoria.
La idea de crear un FTC en Bruselas nació hace diez años. Ahora es uno de los más grandes de Europa, con nueve proyectos en curso, pero todo comenzó de la nada y el camino no fue fácil. Fueron pioneros en la región, al promover este modelo del que nadie había escuchado hablar. En la Actividad de Intercambio de World Habitat de 2009 en Estados Unidos escucharon hablar sobre el ganador de los Premios Mundiales del Hábitat, la organización de fideicomiso de vivienda Champlain Housing Trust, así como sobre su progreso y su éxito. Lo que el equipo del FTC de Bruselas conoció en ese momento, los inspiró y les aportó ideas sobre cómo iniciar su propio FTC.
Desde entonces, el FTC de Bruselas creció mucho, pero no lo hicieron solos. El modelo se está expandiendo en las zonas aledañas. Para algunas ciudades es más fácil que para otras, y lo más interesante es que, más allá de encontrarse en el mismo país, Bruselas y Gante han enfrentado desafíos diferentes. La ventaja en Bruselas es que, cuando el FTC logró convencer al gobierno local acerca de lo valioso que es el modelo, en 2012, este reconoció y legalizó los FTC como una entidad. Desde entonces, han financiado el modelo todos los años, lo cual ha sido de gran ayuda, al facilitar y agilizar el progreso de este. Lamentablemente, en Gante, por el momento no existe tal asociación.
La Iniciativa SHICC será crucial para el establecimiento de más FTC a lo largo del noroeste de Europa. Esta no solo ayuda a los FTC para que se inicien, sino que también invierte en FTC exitosos en Londres, Bruselas, Gante y Lille. La Iniciativa SHICC, vigente de 2017 a 2020, otorga asistencia financiera y práctica (incluido personal) a los FTC, pero también intenta tener un impacto sobre las políticas.
Además del de Bruselas, otros gobiernos locales están empezando a reconocer la manera en que los FTC pueden resolver muchos de sus retos con relación a la vivienda. En Ámsterdam, el Concejo Municipal patrocinó una investigación sobre FTC y está debatiendo la implementación de dicho modelo.
Si bien en cada región la situación es diferente, existen algunas consideraciones generales sobre los FTC. Por ejemplo, el apoyo del gobierno es fundamental para que la agenda del FTC avance, ya que este puede generar cambios mediante la provisión de tierras y recursos, y la divulgación del modelo. Otro punto en común es que, para crear un FTC sólido, se debe involucrar a la comunidad en el largo plazo. Puede resultar difícil que las personas destinen el tiempo necesario para que un FTC tenga éxito.
Escuchar a los residentes del FTC de Bruselas contar sus experiencias fue motivador. Muchos de ellos viven en el barrio Molebeek, que ha enfrentado muchos problemas en el pasado. Los residentes hablaron sobre cómo vivir en un FTC implica formar parte de una comunidad, y cómo cambiaron sus vidas. La mayoría son inmigrantes que, antes de mudarse al FTC, dependían de viviendas sociales, y ahora son propietarios de una casa y tienen poder de decisión sobre todos los aspectos relacionados con esta. Esto no solo beneficia a los residentes actuales, también a los que vengan en el futuro, ya que el modelo garantiza que las casas permanezcan dentro del modelo de FTC y sigan siendo asequibles, en lugar de venderse por una vía privada.
Pero, lo más importante —y con lo que todos estuvieron de acuerdo— es que, si no hay un fuerte compromiso de la comunidad, el proyecto fracasa.
Todos nos fuimos de la actividad inspirados y motivados para seguir luchando en pos de la creación de la legislación y las asociaciones necesarias, y para convencer a otras personas de que consideren los beneficios de los FTC. Y si Bruselas, una de las capitales europeas con una crisis de vivienda inmensa, puede ser parte del creciente movimiento de FTC, ¿por qué no podrían otras ciudades?
Imagen: Marc Detiffe (SPRB-DRU)
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