En enero de 2010, un devastador terremoto sacudió hasta la médula a la nación caribeña de Haití. El desastre y las réplicas consecuentes mataron a aproximadamente 250.000 personas, hiriendo a 300.000 y desplazando a 1.5 millones de personas, cuyos hogares colapsaron. La mayoría de la infraestructura del país también fue destruida ya que el temblor de magnitud 7 dejó en escombros a escuelas, hospitales, edificios del gobierno y rutas. El país quedó en crisis, con la gente viviendo en alojamiento improvisado, vulnerable a la escasez de alimentos, a la pobreza y a enfermedades de rápida expansión.

Las organizaciones humanitarias internacionales respondieron en masa para ayudar con los enormes esfuerzos de asistencia. CRAterre – una organización que lidera la investigación, capacitación y acción internacional en el campo de la arquitectura con barro – ya tenía una presencia en el país y se le solicitó que brindara asistencia técnica a múltiples organizaciones locales e internacionales involucradas en la respuesta y la reconstrucción post-desastre.

Repensando la construcción

Antes del terremoto, no había códigos de construcción que se hicieran cumplir en Haití. Muchas de las estructuras del país estaban mal construidas y simplemente se desintegraron cuando sucedió el desastre, dejando un enorme número de víctimas detrás de ellas. La fragmentada respuesta de las numerosas agencias de ayuda y el dificultoso terreno hicieron que el proceso de reconstrucción fuera particularmente desafiante.

Ante este trasfondo, CRAterre reconoció la necesidad de un enfoque alternativo a las estandarizadas técnicas de construcción industrial empleadas por las agencias de ayuda internacional involucradas en la respuesta post-desastre. Las reconstrucciones son típicamente un proceso muy de arriba hacia abajo, adonde las grandes organizaciones aparecen y construyen vivienda con un enfoque estandarizado, demasiado a menudo ignorando las tradiciones y técnicas locales, y creando una economía ‘de ayuda’ secundaria, que excluye a los trabajadores locales.

CRAterre utilizó su investigación para promover un enfoque más unificado que tuvo en cuenta los factores físico, social, ambiental, económico, cultural y de gobernanza, enormemente variables en todo el país. Se cree que al promover técnicas de construcción locales mejoradas – conocidas como Techniques de Construction Locales Améliorées, o TCLA – el país podría volverse más resiliente frente a los desastres naturales y mejorar su respuesta cuando sucedan. La organización estuvo directamente involucrada con 25 contratos de asistencia técnica y capacitación y se le solicitó colaborar en muchos otros proyectos, dándole alcance para influenciar a una amplia gama de organizaciones.

El foco de CRAterre fue mayormente en áreas rurales a través de Haití, adonde los recursos y las necesidades difieren mucho según la disponibilidad de materiales, transporte, servicios y el clima. La enormemente variada geografía de Haití también afecta al enfoque utilizado para construir cimientos y la provisión de agua y saneamiento. El equipo de expertos de CRAterre comenzó evaluando las técnicas de construcción tradicionales locales, las cuales varían ampliamente, y luego las refinaron utilizando las conclusiones de su investigación específica y sus observaciones locales. Los constructores haitianos pudieron entonces aplicar sus conocimientos existentes con técnicas mejoradas, lo cual resultó en edificios más seguros que podían construir ellos mismos.

Mientras que la mayoría de las organizaciones se convencieron de los beneficios del enfoque TCLA de CRAterre, algunas se resistieron a dialogar sobre estos métodos. En algunas zonas, las ONGs continuaron proponiendo la construcción de viviendas más grandes con hormigón reforzado y bloques de hormigón, en lugar de utilizar técnicas de construcción local.

Impacto social y ambiental

El impacto ambiental de la reconstrucción fue un factor clave en el trabajo de CRAterre. Los materiales utilizados en el proceso de construcción – mayormente barro y piedra – son de baja energía y sólo se utilizó una pequeña cantidad de cemento adonde era necesario. Se importó madera cuando la misma no estaba disponible localmente o no era lo suficientemente abundante para su uso sostenible. En zonas montañosas, el 95 por ciento de los materiales fueron extraídos localmente, reduciendo las emisiones de transporte y de gases de efecto invernadero.

A lo largo del proceso, se tuvo cuidado de preservar la cultura de apoyo mutuo de Haití conocida como ‘Kombit’ para alentar la resiliencia comunitaria y evitar la dependencia futura de la ayuda externa. El enfoque participativo de CRAterre también prestó especial atención a la inclusión de las mujeres. Al celebrar y aprovechar el conocimiento local, la organización pudo reforzar los lazos sociales y apoyar a las personas locales a tomar decisiones bien informadas.

Se estima que el costo total del trabajo en el que CRAterre estuvo involucrado es de alrededor de USD$ 19,8 millones, sin embargo, debido a que estuvo vinculado a múltiples proyectos con muchos asociados que estaban financiados de una variedad de fuentes, es difícil obtener un presupuesto ‘tradicional’. Los resultados de su trabajo, sin embargo, pueden verse en el terreno. El apoyo técnico brindado por CRAterre permitió la construcción a 1.150 nuevos edificios y la reparación de 500 otros luego del terremoto de 2010. Se entregaron 25 edificios comunitarios y públicos con apoyo de la organización, y 850 profesionales de la construcción locales fueron capacitados además del personal de 15 organizaciones internacionales. Los proyectos de reconstrucción y reparación fueron llevados a cabo en comunidades adonde la gente no podía cubrir el costo de la reconstrucción por sí mismos.

CRAterre también desarrolló materiales educativos, los cuales se pusieron a disponibilidad de las escuelas vocacionales, y la adopción más amplia de las técnicas de construcción promovida por la organización por parte de los auto-constructores e individuos pudientes ha llevado a la reparación o reconstrucción de alrededor de 6.000 hogares desde 2010. El equipo también ayudó a desarrollar y a moldear campañas de defensoría, llevó a cabo actividades educacionales y apoyó a redes profesionales a través de Haití.

Al brindar asistencia técnica a una gama de distintas organizaciones involucradas en la reconstrucción, CRAterre pudo lograr una continuidad muy necesaria en los métodos de construcción con resultados de amplio alcance. Las técnicas locales de construcción han sido ampliamente aceptadas y adoptadas a través de Haití, incluyendo en departamentos del gobierno. En 2012 el Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Comunicaciones certificó un sistema para construir casas con marcos de madera, el cual fue promovido por CRAterre.

La efectividad del enfoque de CRAterre fue puesta a prueba cuando el huracán Matthew azotó Haití en 2016. Los hogares reconstruidos utilizando métodos TCLA sufrieron significativamente menos daños que otros, llevando a la adopción más amplia de las técnicas de UCLBP, el organismo del gobierno responsable de la política de vivienda. Luego del huracán, otras 800 familias más tuvieron el apoyo de CRAterre para reparar sus hogares.

El futuro

Desde 2010 la recuperación de Haití ha estado agravada por más huracanes, tormentas, sequía, enfermedades, y problemas políticos, económicos y sociales. La recuperación del país y los esfuerzos de reconstrucción continúan bajo intenso escrutinio.

Mientras que no hay más financiamiento para extender el proyecto TCLA de CRAterre en su forma actual, el concepto ha sido adoptado por UCLBP, el Nodo de Refugio Global (una plataforma global para coordinar la respuesta post-desastre) y otras organizaciones humanitarias que trabajan en Haití. Su influencia también se siente a nivel de políticas y ha presentado documentos al Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Comunicaciones para establecer estándares de construcción nacionales en una variedad de tipos de construcciones.

CRAterre aún trabaja en Haití, colaborando con autoridades del gobierno, universidades y centros vocacionales y brindando apoyo técnico, capacitación y experticia a proyectos liderados por sus organizaciones asociadas. Se espera que reconocimiento y la adopción de TCLA aumenten a través de Haití, y CRAterre continúa en su misión de promover el enfoque TCLA a nivel global.

Vea el resumen completo del proyecto aquí – disponible sólo en Inglés