La ciudad de Ginebra es el lugar de Europa más caro para vivir. Hay una escasez de viviendas para alquilar, y los valores mensuales son extremadamente altos. Las personas que están en proceso de formación (como estudiantes, practicantes y becarios), en general, tienen ingresos bajos o nulos, y les cuesta mucho encontrar un lugar decente y asequible para vivir.
Ginebra cuenta con un número reducido de viviendas públicas para estudiantes, pero no son suficientes para satisfacer la demanda, por lo que los estudiantes suelen terminar en alojamientos precarios, o bien deben trasladarse grandes distancias desde las afueras de la ciudad o trabajar muchas horas por fuera de sus cronogramas de estudio para poder pagar el alquiler. La falta de alojamientos asequibles también profundiza las desigualdades sociales, ya que impide que los jóvenes que se encuentran en situaciones menos favorables accedan a una educación superior en las ciudades costosas.
Los problemas de asequibilidad de la vivienda de Ginebra no son nuevos y originaron un gran movimiento de ocupaciones ilegales en la década de 1980. En 1986, una manifestación de estudiantes generó charlas con el gobierno municipal, y, como resultado, se implementó un nuevo tipo de contrato de alquiler y se creó una cooperativa de vivienda para estudiantes: La Ciguë.
El nuevo contrato le permitió a La Ciguë alquilar propiedades a un precio asequible, para, luego, subalquilarlas a sus miembros. Al principio, la cooperativa alquilaba unidades vacías que eran propiedad del gobierno de la ciudad. Con el tiempo, se negociaron acuerdos con organizaciones de vivienda asequible y, finalmente, con propietarios privados.
En 1998, La Ciguë empezó a desarrollar sus propias unidades. Hoy es la cooperativa de vivienda para estudiantes autogestionada más grande del mundo: alquila cerca de 740 habitaciones, por un valor entre un 30 y un 60 por ciento más bajo que el del mercado.
El proyecto en la práctica
Cerca de un 60 por ciento de las habitaciones que administra La Ciguë provienen de contratos de alquiler temporarios con propietarios privados, organismos públicos y organizaciones sin fines de lucro. Todas estas propiedades se encuentran en ubicaciones centrales y, antes de que la cooperativa las alquilara, la mayoría estaban vacías, esperando ser reformadas o demolidas. El período mínimo de los contratos de alquiler debe ser de 12 meses, pero estos suelen durar entre uno y tres años.
En La Ciguë, prefieren alquilar apartamentos compartidos —en los que los residentes tienen su propia habitación y comparten instalaciones como la cocina, el baño y el jardín—, ya que este formato promueve la interacción social. Sin embargo, hay algunos monoambientes independientes disponibles para personas que prefieren o necesitan vivir solas.
La cooperativa desarrolló ocho de las unidades de su propiedad, que incluyen 311 habitaciones. Todos estos desarrollos se encuentran en terrenos públicos y cuentan con contratos de alquiler de 99 años que se renovarán a perpetuidad. La Ciguë trabaja con arquitectos y desarrolladores privados para que las construcciones respeten normas ambientales exigentes. Siempre que es posible, los edificios incluyen espacios comerciales en las plantas bajas, que se alquilan a organizaciones o se utilizan para actividades que fortalezcan a la comunidad. Estos pueden ser restaurantes, talleres de reparación de bicicletas, un centro budista, centros vecinales y talleres de artesanías.
Las personas interesadas en alquilar una habitación deben tener 18 años o más, y estar realizando algún tipo de formación con una carga horaria mínima de 12 horas por semana. Además, su ingreso anual debe ser inferior a 36.000 francos suizos (44.200 dólares), que equivale a dos tercios del salario mínimo legal para un trabajo de tiempo completo en Ginebra.
No hay lista de espera para las casas de La Ciguë. Después de asistir a una sesión introductoria, las personas interesadas reciben correos electrónicos en los que se anuncian las vacantes disponibles. Los postulantes deben presentar una carta con una explicación de por qué les gustaría vivir en el apartamento compartido, y se los puede invitar a realizar una entrevista. Los residentes actuales eligen a la persona que les gustaría que ingrese, según sus propios criterios. Una vez que se elige a la nueva persona que residirá en la unidad, esta firma un contrato con La Ciguë y compra una cuota de la cooperativa para convertirse en miembro.
Cuando una persona se une a la cooperativa, puede vivir en las casas de La Ciguë por un máximo de cinco años. En el caso de personas en situaciones de vulnerabilidad, puede agregarse un año más, si la junta directiva de la cooperativa lo aprueba. La mayoría de los miembros tienen entre 21 y 31 años. Solo un poco más de la mitad son suizos, el resto viene de todas partes del mundo.
La junta toma decisiones sobre las políticas generales de la cooperativa y está conformada por residentes y no residentes. Un equipo de trabajo de nueve personas supervisa las tareas operativas. Cinco de los integrantes de este equipo también forman parte de la junta. Se eligen coordinadores residentes de los edificios de La Ciguë que colaboran con el equipo de trabajo para abordar problemas y propuestas de los miembros.
Impacto social
Los residentes de La Ciguë se benefician al vivir en una casa digna y asequible, cerca del lugar donde estudian. Los alquileres son mucho más baratos que los del mercado. De todas formas, si alguien se atrasa, la cooperativa ofrece planes de pago y deriva a la persona a organizaciones de bienestar social.
La asequibilidad no es el único aspecto que hace que La Ciguë se destaque. Las viviendas tradicionales para estudiantes suelen tener criterios de discriminación por género, así como reglas estrictas y horarios límite para circular. Al ser miembros de la cooperativa, las personas que viven en La Ciguë establecen sus propias reglas y tienen la libertad de elegir quién se incorpora al apartamento cuando se libera una habitación. La naturaleza autónoma de la cooperativa garantiza que todas las personas tengan voz y voto. Esto también es importante para crear vínculos sociales e integrar a las personas que recién se incorporan, que pueden pertenecer a culturas muy diferentes.
Los ingresos excedentes se donan a proyectos solidarios que brindan asistencia a personas en situación de vulnerabilidad, tras una votación de los miembros. En La Ciguë apuestan a que vivir en esta comunidad diversa, democrática y potenciadora ayudará a moldear futuros ciudadanos, ciudadanas y profesionales con consciencia social y medioambiental.
Impacto ambiental
Al convertir casas deshabitadas en alojamientos para estudiantes, se prolonga la vida de un edificio antes de su reforma o demolición. También se previene el vandalismo y se revitalizan las comunidades.
En los casos en que La Ciguë desarrolló sus propias casas, lo hizo siguiendo los estándares de eficiencia energética más estrictos del momento, dentro de lo posible. Construyeron edificios con madera y hormigón reciclado, y utilizaron aislamientos de fibra de madera (un producto residual del sector aserradero). La mayoría de sus edificios no utiliza combustibles fósiles para calefaccionar, sino que generan energía mediante paneles solares y aglomerados de madera.
Cuando los miembros nuevos firman el contrato de alquiler, también deben firmar un estatuto ecológico. De esta manera, se comprometen a ahorrar energía y agua, reciclar los residuos, y usar bicicletas y el transporte público siempre que sea posible.
Financiación
La Ciguë alquila unidades vacías a propietarios por un precio máximo de 250 francos suizos (280 dólares) por habitación, por mes. Subalquila estas habitaciones a sus miembros por un valor de 350 francos suizos (391 dólares) por mes. Los ingresos que se generan con los alquileres (incluidos aquellos de las 311 habitaciones de los edificios que son propiedad de la cooperativa), suman un promedio de 370 francos suizos (413 dólares) por habitación, por mes.
En 2022, el ingreso de la cooperativa, incluidos los alquileres de los espacios comerciales, fue de 3,5 millones de francos suizos (3,92 millones de dólares). Estos ingresos se utilizan para pagar los gastos de La Ciguë: alquiler a los dueños de las propiedades, cuotas de préstamos bancarios, salarios del personal y aportes patronales. Cualquier excedente que se obtiene tras descontar los gastos se destina a nuevos proyectos de vivienda, fondos de reserva, proyectos de miembros y fondos solidarios que ayudan a personas en situación de vulnerabilidad, tanto de la zona como de otros países.
La cooperativa financia sus desarrollos con una combinación de acciones, subsidios y préstamos bancarios del Banco Alternativo de Suiza y la Fundación para la Promoción de Viviendas de Bajo Costo y Viviendas Cooperativas (FPLC). Varios proyectos recibieron subsidios ambientales de los gobiernos municipal y nacional. La cooperativa también recibió donaciones filantrópicas del fondo de la Lotería Suiza Romanda, la Fundación Hans Wilsdorf y la Universidad de Ginebra.
Transferibilidad y expansión
La Ciguë planea seguir creciendo, y, en 2026 y 2030, desarrollará tres edificios más con 250 habitaciones. Otras organizaciones empezaron a competir con la cooperativa para alquilar propiedades deshabitadas, por lo que, al incrementar la cantidad de habitaciones propias, disminuirá rotundamente su dependencia de ingresos provenientes de alquileres temporarios.
La cooperativa busca de forma activa transformar otros espacios desaprovechados en alojamientos, y, en 2021, organizó un proyecto para convertir un centro comercial vacío en una vivienda comunitaria temporaria. En el futuro, espera transformar parte de los 250.000 metros cuadrados de espacios de oficina vacíos que hay en Ginebra en alojamientos para inmigrantes y personas que realizan algún tipo de formación.
La Ciguë inspiró la conformación de otras cooperativas de vivienda, incluida la Communauté de l’agglomération havraise (CODAH). Algunos miembros de La Ciguë cofundaron este proyecto en 1994, que creció hasta convertirse en la mayor cooperativa de vivienda de la región Ginebra-Lausana. En La Ciguë también esperan poder compartir sus conocimientos y experiencias a través de la creación de una red internacional de cooperativas de vivienda para estudiantes.
Estudiantes de todo el mundo que se vean obligados a vivir en alojamientos precarios podrán aprender del enfoque inclusivo y basado en derechos de La Ciguë. Esto demuestra que, incluso en una ciudad costosa como Ginebra, es posible crear casas seguras y asequibles para estudiantes y becarios de bajos ingresos, que, no solo fortalecen a la comunidad, sino que también son responsables con el medioambiente.
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