Integración de conocimientos indígenas y tecnología para un hábitat más seguro

Integración de conocimiento local y tecnología para abordar catástrofes en las aldeas de Pakistán

Las últimas décadas, Pakistán sufrió daños y pérdidas por un valor estimado de 18 mil millones de dólares como resultado de catástrofes. Las zonas montañosas del norte —donde viven algunas de las comunidades más desfavorecidas y aisladas— son particularmente vulnerables a terremotos, inundaciones y muchos otros peligros que causaron daños significativos durante los últimos años.

Si bien organismos nacionales e internacionales ya están realizando trabajos relacionados con la preparación ante catástrofes a diferentes niveles, la integración de evaluaciones de amenazas, vulnerabilidades y riesgos (HVRA) en los procesos de planificación —para la preparación, respuesta, rehabilitación y desarrollo ante catástrofes— no es común.

El enfoque Integración de conocimientos indígenas y tecnología para un hábitat más seguro, establecido por la Agencia Aga Khan para el Hábitat de Pakistán (AKAH Pakistán), integra la gestión del riesgo de catástrofes en proyectos de planificación y desarrollo del hábitat en aldeas y comunidades. AKAH Pakistán introdujo HVRA comunitarias en el país por primera vez en 2004, y combina los conocimientos locales y científicos para mapear los riesgos, determinar zonas residenciales y económicas, y desarrollar planes de gestión de catástrofes. Los geólogos de AKAH utilizan imágenes satelitales y herramientas para la evaluación de riesgos, e involucran a los residentes, quienes aportan conocimientos locales y reciben capacitaciones sobre el proceso. Esto les permite construir en zonas más seguras y protegerse contra las amenazas.

Hasta la fecha, AKAH Pakistán implementó HVRA en 785 asentamientos, la mayoría de ellos en las zonas montañosas de las regiones de Gilgit-Baltistán y Chitral, donde viven más de un millón de personas. Mediante el proyecto, se proporcionó asistencia técnica a más de 20.000 familias para el mantenimiento y la mejora de sus casas, se construyeron más de 4.000 refugios para personas que sufrieron desplazamientos internos, y se crearon más de 280 planes de gestión comunitaria de catástrofes. También se instalan puestos de vigilancia meteorológica y sistemas comunitarios de alerta temprana.

Ya se capacitó a más de 50.000 voluntarios de comunidades de todo Pakistán sobre la gestión comunitaria de riesgos de catástrofes. Junto a AKAH, lograron responder ante más de 200 catástrofes y, mediante las HVRA, identificaron 50 asentamientos extremadamente propensos a amenazas, para su reubicación. AKAH Pakistán también estableció 190 reservas de emergencia de gestión comunitaria, con tiendas de campaña, mantas, herramientas de búsqueda y rescate, y kits de primeros auxilios.

Safaraz, de 55 años, trabaja de albañil y perdió su casa durante un desprendimiento de tierra en Attabad en 2010.

Fue la escena más horrible de mi vida. Era un caos, las personas gritaban y corrían por todos lados. Algunos buscaban desesperados a sus familiares. La mayoría de las personas y sus rostros estaban cubiertos de tierra; apenas se veían los ojos… Ni nos imaginábamos que un día, de la nada, nos quedaríamos sin casa, sin un lugar donde ir.

Antes, construíamos las casas con barro y piedras, sin ningún tipo de planificación. Esta casa (que se construyó con AKAH) no se puede comparar con la que teníamos antes (que quedó destruida después de la catástrofe). Son dos mundos completamente diferentes. Antes lo que teníamos era más bien un lugar para resguardar el ganado, sin ningún sistema.

Agradecemos a Dios que para esta casa se hizo una verificación de la seguridad, incluso de la tierra. La construcción (de nuestra casa) solo comenzó una vez que AKAH terminó de evaluar el lugar (mediante el análisis de riesgos de amenazas y vulnerabilidades, o HVRA por su sigla en inglés) y lo declaró seguro. A diferencia de la anterior, esta es una casa adecuada. Tiene una temperatura agradable e incluso se mantiene cálida durante los inviernos crudos. Incluye sistemas adecuados de iluminación, suministro de agua y ventilación. Además, mi esposa y yo participamos de forma activa en la organización y la construcción: la casa es nuestra y amamos cada rincón. Lo más importante de todo es que, a diferencia de nuestra casa anterior, esta es resiliente, confiable, cómoda y, por lo tanto, generamos un lazo más estrecho con ella.

Amanullah Khan, de 58 años, trabaja como profesor, agricultor y guía local. Es el capitán del Equipo de Respuesta de Emergencia de la Comunidad (CERT, por su sigla en inglés) en Gulmit, Hunza —uno de los más de 40.000 voluntarios que recibieron capacitaciones de AKAH sobre gestión comunitaria de riesgos de catástrofes.

Como dice el refrán, salvarle la vida a una persona es como salvar a la humanidad entera. ¿Qué logro mayor puede haber en la vida que brindar servicios a la humanidad por una causa tan noble? En las regiones hostiles en las que vivimos, los desastres son extremadamente frecuentes, tanto los naturales como los generados por el hombre. Como la nuestra es una zona muy remota y aislada, la comunidad tiene un rol crucial como socorrista en caso de catástrofes.

Trabajo en el CERT como voluntario hace ya dos décadas aproximadamente, y recibí varias capacitaciones de AKAH, desde primeros auxilios hasta rescates críticos. Recibimos los recursos adecuados, no solo las habilidades, también los equipos de emergencia necesarios, en forma de reservas de gestión comunitaria. Gracias a la capacitación que proporciona AKAH, los voluntarios del CERT sabemos qué hacer antes, durante y después de un desastre.

Admiro la dedicación de AKAH y el hecho de que siempre trabajan con nosotros como socios. Por eso, siempre intento ofrecerme como voluntario para otras actividades de la organización. También participé en la monitorización de glaciares y en la instalación del sistema de alerta temprana. Además, como voluntario, me encargo del sistema de alerta temprana que se instaló en la aldea de Passu. Todos estos esfuerzos se hacen para nuestra seguridad, por lo tanto, debemos contribuir con ellos de forma activa. Siento mucho orgullo cuando cuento que mis hijas también son voluntarias activas en el CERT.

Participé activamente en la respuesta a diversos desastres naturales, como el desprendimiento de tierra en Attabad en 2010, el glaciar Batura en 2015, y las inundaciones de Shimshal en 2018. Ayudé a evacuar personas a refugios seguros, a rescatarlas para que no se ahogaran en los ríos, y a recuperar los cuerpos de la gente que falleció. Incluso recientemente, durante el inicio de la pandemia de COVID-19, me ofrecí como voluntario para la campaña de AKAH de respuesta y concientización, para divulgar información sobre las medidas de prevención en nuestro rincón aislado del mundo.

Poder seguir el ejemplo del trabajo de la organización es siempre una experiencia aleccionadora para mí. La organización está cumpliendo un papel fundamental por esta gran causa, y yo estoy intentando hacer mi parte.

Rubina proviene de un hogar liderado por mujeres. Su casa es una de las 250 en la aldea de Sherqilla que hoy están protegidas contra el riesgo de arrastres repentinos de escombros.

Antes de la intervención para hacer que la casa fuera más segura, nuestra vida era muy preocupante e incierta. Toda mi familia solía pasar días y noches sin dormir por miedo a que los arrastres de escombros destruyeran las casas e incluso acabaran con nosotros. Era una agonía, porque teníamos que salir corriendo hacia lugares más seguros para salvarnos, con mi suegra (que es paralítica), mi suegro (ya difunto) y mis dos hijos pequeños. Ahora que los arrastres de escombros tienen un canal propio, nuestra casa y nuestra familia están mucho más protegidas, y podemos estar tranquilos.

Arab Khan vive en la aldea de Sherqilla y tiene 73 años. Solía trabajar como vigilante, hoy está jubilado.

Antes, los vecinos nos turnábamos para vigilar la situación de las inundaciones, a fin de poder evacuar las comunidades. Era una tarea difícil, tediosa, riesgosa y ardua. A veces, teníamos que correr para protegernos, incluso en medio de una boda. Lo más difícil era asegurarnos de que los niños y los ancianos estuvieran seguros durante las inundaciones. Muchas veces, teníamos que volver a la aldea anegada para buscarlos, poniendo en peligro nuestras vidas.

“El sistema de alerta temprana fue una bendición para esta comunidad. Ahora, los residentes pueden realizar sus tareas diarias tranquilos. En las inundaciones de 2018, las sirenas del sistema de alerta temprana nos dieron alrededor de 45 minutos para evacuar hacia refugios seguros identificados previamente, a fin de evitar riesgos de catástrofes y vulnerabilidades. Tanto yo, como toda mi comunidad, esperamos seguir trabajando junto a AKAH Pakistán para reducir y mitigar el riesgo en nuestra aldea vulnerable, y para ser cada día más resilientes ante los desastres.

Zeenat vive en la aldea de Shimshal.

Las sesiones de concientización y los simulacros de respuesta de emergencia en la comunidad nos sirvieron para aprender sobre los riesgos y los pasos inmediatos que tenemos que seguir como socorristas. Las mujeres y los niños de la aldea se sienten mucho más protegidos que hace unos años.