El sinhogarismo es un problema muy grave en Hungría. La pobreza es un problema social apremiante: se estima que dos de cada cinco personas (40 por ciento) se ven afectadas por esta situación. Millones viven en condiciones deficientes y sufren la escasez de combustible, mientras que cerca de 15.000 personas viven en la calle o en refugios, y prácticamente una de cada siete (15 por ciento) sufre privaciones graves en la vivienda. No hay un compromiso activo por parte del gobierno para resolver estos problemas. Aunque la cantidad de personas sin hogar es tres veces superior a la cantidad de refugios disponibles, en 2018, se determinó que dormir en la calle es un delito. Desarrollo y gestión de programas de vivienda y asistencia social en Budapest es un proyecto de renovación de viviendas, asistencia laboral y defensa del derecho a la vivienda que ofrece casas de alquiler asequible a personas sin hogar y de bajos ingresos. El proyecto les brinda apoyo para que desarrollen las habilidades necesarias para tener vidas estables e independientes, y, en última instancia, se integren a la sociedad más general.

La Asociación “De la calle a una casa” (Utcából Lakásba Egyesület o ULE) estableció el proyecto para buscar una forma creativa de poner en uso las tierras y propiedades vacías de Budapest, y, al mismo tiempo, ofrecer una asistencia que les dé a las poblaciones vulnerables y de bajos ingresos la posibilidad de cambiar sus vidas. ULE desarrolló su modelo en un contexto en el que el sinhogarismo en la calle está penalizado y no hay un estado benefactor activo. Este es el único proyecto del país que ofrece vivienda permanente y decente a personas sin hogar, en contraste con el sistema de refugios que prevalece en el resto de Europa.

El proyecto trabaja con socios, voluntarios y futuros inquilinos para volver a poner en uso propiedades y lotes de tierra vacíos, como viviendas de alquiler asequible para personas sin hogar y de bajos ingresos. Se inspira en el modelo “Vivienda Primero” que, inicialmente, se desarrolló en los Estados Unidos, e integró la vivienda y la asistencia social para los inquilinos, con la perspectiva de ayudarlos a ser autosuficientes e independientes.

El proyecto en la práctica

ULE es una de las primeras organizaciones de Europa del Este que adapta Vivienda Primero al contexto postsoviético de dicha región, que presenta problemáticas tan particulares y en el que el derecho a la vivienda está en riesgo.

Un grupo de activistas que había intervenido para evitar la demolición de chozas improvisadas en las que vivían las personas sin hogar en el Bosque de Terebes de Budapest, fundó la organización en 2014. Las demoliciones se abortaron, y por primera vez se ofrecieron apartamentos municipales de alquiler como vivienda social. ULE empezó a trabajar en los suburbios de la ciudad, zonas desfavorecidas tanto en el aspecto social como en el económico, donde los niveles de desigualdad, indigencia y sinhogarismo en las calles son más elevados.

Ahora, el proyecto renueva apartamentos abandonados que son propiedad de la municipalidad, la mayoría de ellos en los distritos X, XIX y XX de Budapest. Las renovaciones están a cargo de organizaciones asociadas, contribuyentes privados, voluntarios y las personas que vivirán en los edificios en el futuro. ULE también cuenta con cinco casas de su propiedad. Todas ellas se destinan a su programa de vivienda social “Housing Now!” (¡Vivienda Ahora!). Algunos propietarios privados también ofrecen sus casas a ULE para que se utilicen como viviendas sociales. Además, ULE construye un pequeño volumen de casas móviles económicas de estilo escandinavo en lotes de tierra vacíos donados por un contribuyente privado. ULE gestiona los trabajos de renovación, mantenimiento y alquiler.

Cuando los inquilinos se mudan a las viviendas, ULE asigna un trabajador social para el caso, y asistencia para trastornos de salud mental y otras necesidades. El programa “Give Work” (Ofrece trabajo) conecta a los inquilinos y otras personas afectadas por situaciones de vivienda deficiente, con empleadores dispuestos a ofrecerles trabajos de jornada completa o parcial.

El proyecto prioriza a las personas sin hogar que viven en “chozas” o en refugios temporarios. Muchos de los inquilinos son personas ancianas o con discapacidades, que reciben pensiones o subsidios, y que, de no tener esta posibilidad, vivirían en el bosque. Algunas familias (en general, de madres solteras) corren riesgo de que les saquen la tenencia de sus hijos. Un tercio de los inquilinos pertenecen a la oprimida comunidad gitana. Gran parte de los usuarios del proyecto presenta trastornos de salud, discapacidades o enfermedades graves. Algunas también han estado viviendo en refugios para mujeres.

Cuando hay una casa disponible, ULE trabaja en colaboración con instituciones locales de asistencia social para acercarse a inquilinos potenciales, a fin de que presenten sus solicitudes de vivienda directamente a ULE. El proceso de selección se basa, en gran parte, en la vulnerabilidad de las personas, en cuánto tiempo hace que están sin hogar y en si tienen algún plan para pagar el alquiler.

Las renovaciones están a cargo de voluntarios y futuros inquilinos, y se utilizan herramientas y materiales de construcción donados. ULE trabaja junto a sus usuarios o inquilinos para comprender sus situaciones y brindarles ayuda profesional durante la recuperación.

El volumen y el tipo de trabajo social que se les ofrece depende de las necesidades y preferencias de los inquilinos, que tienen derecho a la libre determinación. A cada inquilino se le asigna un trabajador social personal, que lo ayuda a estabilizarse una vez que ya se mudó a su nuevo hogar. Estas personas brindan asistencia con la economía doméstica, mediante la postulación para recibir beneficios, y obtener acceso a servicios de salud y gestión de crisis.

ULE trabaja con socios de diversos sectores. Se reúnen regularmente con representantes del gobierno local para debatir temas relacionados con la vivienda, y promueven vínculos sólidos con las comunidades e instituciones locales. La comunicación con instituciones locales de asistencia social, como refugios para personas sin hogar, alojamientos para madres solteras y centros de prevención, es fundamental. ULE también trabaja con agentes de asistencia social, como trabajadores sociales, terapeutas de familia y trabajadores del ámbito de la rehabilitación y grupos comunitarios de los vecindarios, para realizar la selección y la reintegración de los usuarios.

ULE recibe apoyo de un grupo asesor conformado por miembros de otras organizaciones no gubernamentales (ONG) locales. Foundation for Social Responsibility (Fundación por la Responsabilidad Social) es un socio clave, que colabora con la financiación y la generación de redes de contacto. ULE alquila su oficina actual a la Cooperativa Gólya, una cafetería que apoya sus ideas e iniciativas. El grupo The City is for All (La Ciudad Es para Todos) es uno de los principales aliados para las iniciativas de cabildeo, divulgación y realización de campañas, y Hábitat para la Humanidad Hungría también brinda apoyo en estas áreas. La Fundación Oliver Twist ofrece asesoramiento y orientación, mientras que la Street Lawyer Association (Asociación de Abogados de las Calles) les brinda a los clientes asesoramiento legal sin costo cuando lo necesitan.

Con pocos recursos disponibles para brindar apoyo a las personas sin hogar y a las organizaciones que luchan contra el sinhogarismo, ULE depende de campañas creativas de microfinanciación colectiva, embajadores de buena voluntad y eventos de beneficencia para obtener fondos. Solo con la microfinanciación colectiva ya recaudaron más de 51.000 dólares. En 2019, alrededor de la mitad de los fondos provinieron de pequeñas donaciones. Cuarenta ciudadanos hicieron microdonaciones mensuales. Algunos de los contribuyentes y socios corporativos son Erste Bank, Otthon Centrum, Lush Hungary y la Fundación Polgár.

El hecho de que ULE dependa de donaciones locales y de la comunidad refleja la falta de apoyo del estado para las organizaciones que combaten el sinhogarismo. No obstante, estos desafíos los incentivaron a crear un modelo de vivienda social efectivo y estable desde el punto de vista financiero. Las casas que se ofrecen se utilizan expresamente como vivienda social, por lo que el valor acordado para el alquiler con los propietarios (ya sean privados o municipalidades) es considerablemente más bajo que el del mercado general de vivienda.

Impacto social y ambiental

Desde 2014, ULE proporcionó 29 casas a 66 personas en algunos de los distritos más pobres de Budapest. Asimismo, trabajó con cerca de 100 voluntarios comunitarios para renovar casas; y brindó apoyo a 50 personas por año para que volvieran a tener trabajo mediante el programa “Give Work” (Ofrece trabajo).

ULE pone en práctica su convicción de que la vivienda es un derecho humano, y les proporciona a las personas una base más segura para sus vidas de la que ofrece el sistema de refugios. Una vez que la propiedad se renueva y el inquilino se muda, se elaboran contratos de alquiler y planes de recuperación personalizados. Los alquileres no están sujetos a condiciones ni plazos de finalización. El valor es considerablemente más bajo que el promedio del mercado, lo que ofrece una alternativa asequible a las personas que antes estaban en situación de calle.

El proyecto brinda capacitaciones con el fin de ayudar a las personas a encontrar trabajo y acceder a oportunidades de ingresos. Un sitio web los conecta con posibles empleadores. El hecho de mejorar las posibilidades de trabajo e ingresos también los ayuda a proteger su situación de vivienda a largo plazo. Los inquilinos que participan en las renovaciones de sus futuras casas también aprenden habilidades nuevas.

ULE realiza campañas mediáticas para tener un impacto sobre la percepción pública del sinhogarismo. Comparte historias de los inquilinos y utiliza datos y casos de estudio para generar conciencia y presionar para lograr cambios en las políticas gubernamentales. Los gobiernos distritales con los que trabajan son aquellos que mostraron disposición política con respecto a sus propuestas. Esto se debe, en parte, al cabildeo y las campañas constantes.

Más de 100 voluntarios asumieron un rol activo en las tareas de renovación, comunicación y logística, servicios de traducción, recaudación de fondos y trabajos asociados a las campañas, organización y coordinación de manifestaciones, fabricación y venta de productos de promoción, colaboración con transporte o traslados, y servicios sin cargo, como asesoramiento legal.

El trabajo de ULE también tiene un impacto ambiental, ya que el proyecto vuelve a poner en uso edificios que estaban vacíos. Utilizan herramientas de segunda mano, y materiales y equipos de construcción donados. Las renovaciones son simples y de bajo costo, y tienen como objetivo principal reducir las facturas de electricidad de las familias. De igual manera, las casas móviles de estilo escandinavo que administran están diseñadas específicamente para que sean económicas y tengan un bajo nivel de emisiones.

El futuro

El proyecto se desarrolló hasta convertirse en un programa establecido en cinco distritos de Budapest. A pesar de la deficiencia de la infraestructura social, la disponibilidad limitada de vivienda social y la falta de apoyo para organizaciones que combaten el sinhogarismo, el modelo de ULE logró replicarse con eficacia a nivel local. Los programas que proponen están diseñados para que las municipalidades y ONG puedan implementarlos en cualquier ciudad o pueblo de Hungría, en función de las viviendas disponibles. Actualmente, ULE está haciendo negociaciones con el gobierno del distrito XXIII de Budapest para expandir su trabajo en esta región.

Si bien en ULE reconocen que, en el contexto político actual, su proyecto se limita a una escala pequeña, siguen generando conciencia con la esperanza de que en algún momento al estado no le quede otra alternativa que abordar la problemática de la provisión de viviendas. ULE pretende incrementar las actividades políticas y de cabildeo para fortalecer el apoyo público y las asociaciones entre las organizaciones. También está trabajando para que más propietarios del sector privado participen en el programa, a fin de incrementar su parque de viviendas. El crecimiento sostenido del proyecto reforzó la previsión de ULE de que podría seguir replicándose, para que, en algún momento, se logre paliar la crisis de vivienda en toda Hungría.