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Debemos invertir en soluciones y adaptar aquellas que ya están ayudando a un sinfín de personas a sobrevivir. Es nuestra deuda con las comunidades que más están padeciendo los efectos de la emergencia climática —en especial, aquellas que viven en regiones montañosas, en las que el clima está cambiando más rápido y los ecosistemas son más frágiles.

Este fue el mensaje principal de Louise Winterburn en el evento de la COP26 de World Habitat —que tuvo lugar el lunes 8 de noviembre—, para celebrar el trabajo crucial de la Agencia Aga Khan para el Hábitat (AKAH), que está salvando las vidas de muchísimas personas en Pakistán.

AKAH utiliza una combinación de tecnología de punta y conocimientos indígenas para trabajar con las comunidades locales de las regiones montañosas del norte de Pakistán, a fin de ayudarlas a adaptarse a los cambios rápidos del clima y los desastres frecuentes que este genera. En 2020, obtuvieron un Premio Mundial del Hábitat de Oro por este trabajo.

Louise Winterburn, Subdirectora Ejecutiva de World Habitat y anfitriona del evento, dijo:

“Es fundamental que el foco y los resultados de la COP26 se centren en soluciones viables, en especial, para las comunidades de zonas montañosas, que son las más afectadas por la emergencia climática y las que primero sienten sus efectos, y de forma más extrema. Podemos ver que, al combinar la tecnología más moderna con los conocimientos de las comunidades indígenas, es posible preservar los hábitats, salvar vidas y garantizar una vivienda segura para las personas”.

En su conferencia durante el evento, Maimunah Mohd Sharif, Directora Ejecutiva de ONU-Hábitat, se deshizo en elogios para el enfoque que AKAH utiliza en Pakistán, en especial, con respecto a la manera en que trabajan con las comunidades locales.

Expresó lo siguiente:

“El trabajo de la Agencia Aga Khan para el Hábitat no solo empodera a las comunidades, también las integra y destaca la potencia de los conocimientos locales. La suma de esto y los datos adecuados los ayuda a comprender y gestionar el riesgo para un futuro mejor: cuanto mayor es la diversidad de los enfoques de adaptación de nuestra caja de herramientas, más altas son las probabilidades de que encontremos respuestas que se adapten a una situación en particular”.

Maimunah piensa que la emergencia climática multiplica la pobreza, y que la solución requiere un trabajo conjunto de nuestra parte para ofrecer un enfoque que favorezca a la gente que es víctima de esta. Además, agrega que dicho enfoque debe poner a las personas en el centro de la planificación de nuestras ideas y acciones, en particular, a aquellas que viven en las regiones más vulnerables, como lo ha hecho AKAH.

“La disminución de las desigualdades es una de las piedras angulares para asegurarnos de que todos estemos más preparados para crisis y conmociones futuras. La adaptación al cambio climático presenta un desafío social enorme, ya que este es un factor multiplicador de la pobreza y, de no implementarse un enfoque de planificación, edificación y administración de ciudades y asentamientos que favorezca a las personas afectadas, representará una trampa para estas”.

Khalid Khurshid, el Ministro Principal de Gobierno de Gilgit Baltistán, en Pakistán, una de las áreas más afectadas por la crisis climática, hizo un llamamiento para organizar un foro internacional para proteger a las comunidades de regiones montañosas. Hizo hincapié en cómo estas comunidades padecen las peores consecuencias de la emergencia climática, aunque prácticamente no emiten gases de efecto invernadero.

Desde el año 2010, catástrofes provocadas por el calentamiento global dejaron un saldo de cerca de 400 muertes y 250 heridos.

Y agregó:

“La región […] es muy frágil, y un 70 por ciento del agua de todo el planeta proviene de las montañas. En este momento, estamos observando índices altísimos de migración. Si este fenómeno continúa, me temo que perderemos a la mitad de la población en una década. Debemos detener la migración para preservar la biodiversidad y la vida silvestre. Para preservar a la naturaleza en su totalidad, tenemos que invertir en el medioambiente”.

Su invitación a organizar un foro internacional para las comunidades de regiones montañosas se basa en la vitalidad que aporta esta parte del mundo a toda la humanidad, pero, también, en que quienes están provocando las catástrofes no son las mismas personas que las enfrentan a diario.

“Sugiero […] que creemos un foro internacional para las comunidades de regiones montañosas […] para hacer nuestra contribución y lograr que sus habitantes puedan vivir [o seguir viviendo] en estas áreas. Además de hacer inversiones, debemos implementar proyectos que les den la posibilidad de exportar y obtener algo a cambio, para que puedan vivir allí”.

Onno Ruhl, Director Ejecutivo de la Agencia Aga Khan para el Hábitat, reflexionó sobre cómo su trabajo empezó explicándoles a las comunidades que el hecho de que hubiera peligros no significaba que tuvieran que aceptar que alguien muriera a causa de estos. Sin embargo, luego tuvieron que promover una movilización dentro de las comunidades locales.

“En 2010 hubo una catástrofe que representó un cambio radical, y nos dimos cuenta de que el riesgo estaba aumentando tanto que teníamos que hacer algo más. Entonces, decidimos apelar a la ciencia —como complemento de la participación de la comunidad— para comprender mejor los riesgos, y poder planificar, mediante una combinación de conocimientos científicos e indígenas”.

Como sus intervenciones han sido fructíferas, Onno cree que no debemos rendirnos con respecto a ciertos hábitats complejos, y que es mucho mejor para las comunidades permanecer, de forma segura, donde se encuentran actualmente.

“En las zonas en las que trabajamos, las tasas de mortalidad por avalanchas se redujeron a un décimo de las cifras anteriores. Trabajemos juntos y usemos estas habilidades […] para pensar planes para un futuro mejor, porque Gilgit Baltistán no es la única región del mundo en la que el cambio climático ya ha provocado muertes”.

También dejó en claro que la adaptación cumple una función tan significativa como la de la mitigación.

“No estoy en contra de los fondos de mitigación, ya que es muy importante que nos mantengamos en menos de 1,5 grados, pero, incluso si resolviéramos mágicamente ese problema, tenemos que salvar a estas personas que se encuentran en el frente de batalla”.

El Ministro Khalid Khurshid acordó con Onno Ruhl, y agregó que esto es crucial para todo el mundo. Para recalcar su argumento de que más de dos tercios del suministro de agua del mundo (70 por ciento) proviene de las montañas, puso como ejemplo la drástica reducción de las nevadas: si una década atrás, las montañas de Gilgit Baltistán tenían tres metros de nieve al año, hoy esta cifra es de tan solo 0,5 metros, en promedio.

“Eso implica una reducción de la cantidad de agua para beber o agua para agricultura, para todo el país o el resto de la humanidad. Esta comunidad de la montaña […] y su ecosistema no solo es importante para las personas que viven allí. Es igual de importante para el mundo entero.

“Debemos facilitar la vida de las comunidades de regiones montañosas. Las personas que viven en ese [eco]sistema son las que pueden […] proteger[lo]”.

A modo de reflexión posterior al debate y con vistas al futuro, Louise Winterburn dijo:

“Estas comunidades son las menos responsables por la crisis climática, pero están padeciendo la mayoría de los efectos más devastadores. Es nuestra obligación hacer que las personas se unan e implementen medidas, soluciones, conocimientos y experiencias que sabemos que ya existen, como muy bien lo demostró AKAH. Debemos crear la escala de adaptación y adopción necesaria para proteger y salvar a estas comunidades, que son las más vulnerables desde el punto de vista ambiental”.

La grabación del debate completo de nuestro evento de COP26 está disponible aquí

El video “Rekindling Hope”, sobre el impacto del trabajo de AKAH sobre las comunidades locales, está disponible aquí.

Imagen: Gaelle Beri


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