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En febrero de 2017, World Habitat me dio la oportunidad de participar en sobre las jornadas de intercambio en San Juan, Puerto Rico, para conocer la impresionante experiencia de lucha del fideicomiso comunitario del Caño Martín Peña.

Después del viaje Hábitat en Movimiento que realicé por Suramérica en 2014-2015, documentando iniciativas de Producción Social del Hábitat y de gestión colectiva del suelo, confirmé y aprendí en el Caño Martín Peña aspectos fundamentales para lograr un cambio social de gran escala:

  • La necesidad de encontrar en cada contexto las soluciones adecuadas, desde las mismas comunidades.
  • El largo trabajo inicial de educación popular, de empoderamiento social y jurídico para construir una visión compartida en las comunidades.
  • La propiedad colectiva del suelo para regularizar y romper la especulación en contexto urbano.
  • La lucha desde diferentes espacios (instituciones públicas, universidades, tribunales, manifestaciones…).y la necesidad de comunicar hacia el exterior (prensa, redes de aliados, premios internacionales…) para convencer otros actores de la legitimidad y del alcance del trabajo emprendido.

En nuestro contexto occidental de ciudades cada vez más desiguales, entregadas a las reglas del mercado, una minoría de la población acapara las riquezas reales y especulativas por falta de regulación de los bienes comunes y del suelo. Por lo tanto, los procesos transformadores de la sociedad por los sectores de menores ingresos se realizan a contracorriente. Estos procesos largos implican una lucha constante, pero progresivamente van inspirando y convenciendo a más comunidades, profesionales urbanos, economistas, alcaldes y diputados de que otros caminos son necesarios y son posibles.

Actualmente, estoy trabajando con Cooperación Comunitaria en un proyecto de reconstrucción autogestionada, con asistencia técnica, de viviendas demolidas o dañadas en los terremotos de Septiembre de 2017, en un pequeño municipio del estado de Oaxaca en México. Rápidamente llegaron a este territorio vulnerado por el desastre las empresas constructoras que persuaden a los damnificados de comprarles viviendas “llave en mano”, con superficies, alturas, diseños y materiales que no tienen nada que ver con el clima, la cultura constructiva y el modo de vida del lugar.

No es fácil convencer a las familias de que organizándose y ayudándose mutuamente con asistencia técnica, gestionando ellos mismos sus recursos y el subsidio del gobierno federal pueden lograr mejores viviendas. Este proceso es largo y además de paciencia se necesita confianza y compromiso de todas las partes involucradas. Sin embargo se espera que la reconstrucción de estas 80 viviendas en Oaxaca – en base a la gestión comunitaria – demuestre que el trabajo colectivo y el acompañamiento de la autogestión permiten mejores resultados para la gente, la economía local y el medioambiente.

Haber visto de cerca las experiencias esperanzadoras de Producción Social del Hábitat en Suramérica, y el fideicomiso del Caño Martín Peña, me da la confianza que es posible lograrlo.

Pierre Arnold, urbanista franco-alemán, Hábitat en Movimiento

 


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