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Yo tenía tres años y medio cuando murió mi padre. Mi madre no supo cómo salir adelante y mi relación con ella ha sido difícil desde entonces. Ella siempre ha tenido parejas abusivas y no supo cómo cuidarme bien ni a mí ni a ella misma. Entonces, a los dieciséis años dejé mi hogar y comencé a vivir en albergues. Ya no podía seguir cerca de ella. Y mis problemas de salud mental – depresión y agorafobia – no ayudaban.

Pero ahora no puedo preocuparme por ella o por mí misma porque tengo que cuidar a mi hija. Ella tiene trece años y es la razón por la cual finalmente me fui. Podía soportar el control, el que me digan adonde podía ir y a quién podía ver, incluso si eso me socavaba día a día, tanto a nivel emocional como físico. Podía aguantar los ojos morados y los comentarios desagradables. Pero él cruzó una raya cuando comenzó a involucrar a mi hija. Probablemente, si no, no me hubiese ido… Ya había vuelto con él dos veces. Pero esta vez había ido demasiado lejos.

A ella le encantaba actuar. Era tan alegre y extrovertida y se iluminaba en el escenario. La hacia tan feliz. Pero un día todo se terminó. Se volvió introvertida y no quería salir de la casa. Dejó de ver a sus amigos y sólo quería pasar tiempo conmigo. Yo sabía que tenía que hacer algo y estaba aterrorizada de eso.

Cuando finalmente logré encontrar ayuda, lloré como nunca antes lo había hecho. Fue como si todas las emociones enterradas por años y años de aparentar que yo estaba bien, que estaba feliz, que no tenía miedo – habían sido de repente liberadas y no podía hablar, ni podía siquiera respirar.

Me acerqué a cinco o seis refugios antes de ser aceptada en uno. Muchos parecían abiertos y capaces de ayudarme, pero apenas mencionaba mis problemas de salud mental estaban de repente “llenos”. No tenía adonde ir porque había tenido que dejar a toda mi familia y amigos en mi ciudad natal. No había forma de regresar porque es un lugar pequeño – apenas alguien me vea en la calle, él se enteraría y me encontraría.

Eventualmente, encontré un lugar aquí. El personal me ha hecho sentir tan bienvenida y finalmente tengo un lugar seguro adonde quedarme, sin preocuparme porque él me encuentre. Puedo participar en actividades y grupos adonde he conocido a otras mujeres que han tenido experiencias similares a la mía y también tengo mi trabajador de apoyo con quien hablar y quien puede ayudarme.

* * *

Me contaron esta historia* en una mañana de café de mujeres de una organización de caridad que ofrece servicios para personas que escapan del abuso doméstico. Yo estaba visitando la organización  como parte de mi programa de pasantía en World Habitat, adonde trabajo en la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles. Nuestra campaña está centrada en las personas, lo cual significa que salimos a las calles para conocer a cada persona sin hogar por su nombre y para entender sus necesidades. Esto nos ha demostrado que las mujeres que duermen a la intemperie son aún más vulnerables que los hombres. En Brighton, por ejemplo, casi el doble de mujeres que hombres han declarado ser atacadas mientras dormían en las calles. Mientras que nuestro trabajo está centrado en apoyar a las personas que duermen a la intemperie, el sinhogarismo tiene muchas formas distintas – durmiendo en los sofás de otros, viviendo en lugares ocupados y durmiendo en alojamiento inseguro. En cualquiera de sus formas, el sinhogarismo de las mujeres continúa siendo poco declarado y generalmente vinculado a experiencias de abuso. Una de cada cuatro mujeres sufre de abuso alguna vez en su vida, y son las organizaciones tales como esta que visité, que ofrecen alojamiento, apoyo emocional completo, y orientación práctica sobre educación, vivienda y trabajo, las que son cruciales para ayudarles a seguir adelante luego de experiencias tan traumáticas y demasiado frecuentes.

Me impactó la facilidad con la cual la mujer frente a mí se sinceró y contó su historia de vida. ¿Eran sus experiencias tan normalizadas en su realidad cotidiana, que era fácil hablar de ellas porque ya no parecían traumáticas? O quizás era un alivio finalmente poder sincerarse y ser honesta consigo misma y con otros, que era catártico hablar, incluso conmigo como un extraño.

Me recordó una frase de la autobiografía de la escritora Afro-Americana del siglo 20, Zora Neale Hurston, “No hay agonía igual a la de tener una historia sin contar dentro de uno”. Hay algo curativo y empoderador sobre hacer escuchar la voz de uno. La articulación de palabras le da autenticidad a la historia de un individuo, y al hacerlo los reconoce y valora a ellos y a sus experiencias. Esto es particularmente pertinente para quienes sufrieron de abuso doméstico, a quienes sus parejas hacen sentir insignificantes e inútiles. Muchos están aislados de amigos, familia, y de la mayoría del mundo exterior, dejándolos sin ninguna red de apoyo. Esto hace que los refugios y los servicios sean vitales, para que las mujeres puedan tomar el primer paso para construir una nueva vida y re-descubrir sus voces.

Para alguien que sufre de abuso doméstico, comunicarse es extremadamente difícil, haciendo aún más imperativo que cuando lo hacen, el tipo adecuado de alojamiento y servicios estén disponibles . Pero, tal como lo demuestra la historia de este individuo, las personas no están recibiendo el apoyo que necesitan. Refuge, el proveedor individual de servicios especializados en violencia doméstica y de género más grande del Reino Unido, ha sufrido recortes en cuatro de cada cinco de sus servicios desde 2011, con parte de su financiamiento siendo recortado a la mitad [1]. Y desde 2010, el financiamiento de las autoridades locales para los refugiados en Inglaterra, Gales y Escocia ha sido reducido en un promedio de £38.000 cada uno [2]. Día a día, estos cierres significan que las mujeres que huyen de relaciones abusivas sean rechazadas. Entre mayo y octubre de 2017, más de 1.000 mujeres y niños fueron rechazados en el ingreso a los refugios, mientras que los compromisos de aumentar el financiamiento para las mujeres que escapan de parejas violentas no dieron sus frutos [3].

En los peores casos, cuando no reciben la ayuda que necesitan, las mujeres generalmente no tienen otra opción que permanecer adonde están, regresar con el perpetrador o convertirse en personas sin hogar. Según Women’s Aid, el acceso al refugio es la cuestión más frecuentemente co-presente con el abuso doméstico y ‘para la mayoría de las mujeres es una lucha ser re-alojadas [y…] pueden estar en alojamiento temporario entre seis meses [y] cinco años.’ [4] Esto presenta dos preguntas importantes. Primero, ¿porqué estamos viendo recortes a los servicios, cuando lo que claramente se necesita es mayor apoyo y alojamiento garantizado para prevenir el sinhogarismo para aquellos que han sufrido de abuso doméstico? Y segundo, ¿sin duda un enfoque de género para resolver el sinhogarismo es esencial, considerando las distintivas formas en las cuales lo sufren las mujeres?

Cuando se encuentra en una relación abusiva, lo más probable es que una mujer sea asesinada cuando deja a su pareja, así que marcharse es una traba tanto peligrosa como de valentía. Una vez superada, la falta de refugios seguros y de vivienda segura y asequible se convierten en obstáculos para su independencia y recuperación. El pasado julio, MHCLG anunció casi £19 millones en financiamiento para expandir el apoyo para los sobrevivientes de abuso doméstico. Ahora estamos esperando ansiosamente el nuevo Proyecto de Ley de Abuso Doméstico, el cual busca transformar la respuesta al abuso doméstico y, sobre todo, se enfoca en la prevención. ¿Podría esto allanar el camino hacia lograr servicios de abuso doméstico efectivos y sostenibles? Definitivamente es un comienzo. Lo que está claro es que sólo cuando exista un cambio, las mujeres lograrán la habilidad de trascender los obstáculos que las han mantenido atrapadas en ciclos de abuso, y recuperar sus cuerpos y sus voces.

*las palabras exactas han sido cambiadas y algunos detalles alterados u omitidos para proteger la identidad de la persona.

[1] Refuge (2018) Domestic Violence: The Facts (Violencia Doméstica: Los Hechos) https://www.refuge.org.uk/our-work/forms-of-violence-and-abuse/domestic-violence/domestic-violence-the-facts/

[2] Grierson, J. (2018) https://www.theguardian.com/society/2018/mar/23/council-funding-womens-refuges-cut-since-2010-england-wales-scotland

[3] Buchan, L. (2017) https://www.independent.co.uk/news/uk/politics/women-refuge-budget-cut-quarter-domestic-violence-victims-children-support-a8003066.html

[4] Women’s Aid (2018) Survival and Beyond: The Domestic Abuse Report 2017 (Sobrevivencia y Más Allá: El Informe de Abuso Doméstico 2017). Bristol: Women’s Aid.

Imagen: Juan Lemus


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