Valencia en España es famosa por sus maravillosos encajes y, por supuesto, sus naranjas.
Es una hermosa ciudad y tiene muchos jóvenes talentosos viviendo allí, pero también esconde algunos secretos tristes. Los números muestran que la tasa de desempleo en la ciudad es de más del 20% y esto ha tenido un impacto en el creciente número de personas siendo desplazadas, excluidas y en las calles; sin un hogar, sin trabajo, sin opciones, sin la posibilidad de construir una vida digna. Personas a las cuales la pobreza ha dejado abandonadas en la calle.
La delicada trama de la vida ha sido rasgada en pedazos por el desastre del colapso financiero de 2008. A pesar de las fuertes redes familiares y la reciente elección de una municipalidad progresiva, las soluciones para contrarrestar los efectos secundarios del desafío de ‘austeridad’ y desempleo han sido limitadas y no realísticas, particularmente en cuanto a enfrentar el desastre del sinhogarismo en las calles.
Estuve visitando Valencia con la World Habitat para trabajar con el talentoso equipo de la RAIS Fundación, quienes llevan a cabo uno de los pocos centros de día en la ciudad. El centro está ubicado en el corazón de la ciudad y ofrece a las personas sin hogar el desayuno, una ducha y la oportunidad de lavar sus ropas – esas tareas cotidianas que damos por sentado pero que para las personas sin hogar constituyen un obstáculo más para sentirse incluidos en la sociedad.
Estuve en Valencia con Isobel y Kim de la World Habitat, para presenciar el lanzamiento del ‘proyecto piloto de pilotos’ – una campaña innovadora que la World Habitat está apoyando, utilizando un modelo desarrollado en los EEUU por Community Solutions como parte de la Campaña de las 100.000 Casas. Esta exitosa campaña tomó un enfoque muy distinto para enfrentar el problema del sinhogarismo en las calles – a través de involucrar voluntarios para conocer a las personas sin hogar, respetando a cada persona a través de conocerla por su nombre, llevando a cabo encuestas rigurosas pero sensibles que proporcionen los datos rigurosos sobre la edad, estado de salud, años en la calle etc., pero que también proporcionen una visión amable y empática sobre cada persona individual a través de escuchar su historia. Un proceso que no sólo motiva y energiza a los voluntarios sino que también proporciona herramientas muy importantes para comunicar la urgencia del asunto a la comunidad más amplia, los medios y a los políticos a nivel local y nacional. Durante los 4 años de la campaña, las comunidades involucradas encontraron vivienda para más de 100.000 de las personas más vulnerables durmiendo a la intemperie en los EEUU.
La World Habitat, que lleva a cabo los Premios Mundiales del Hábitat, estuvo tan inspirada en los ganadores de 2013 – la Campaña de las 100.000 Casas – que decidieron ver si esto podría funcionar en ciudades Europeas, trabajando con FEANTSA, la red europea de organizaciones que trabajan en sinhogarismo, para identificar algunas organizaciones y ciudades que podrían abrirse a probar algunas ideas nuevas. Es por esto que terminamos en Valencia con RAIS, quienes tomaron la valiente decisión de ser la primer ciudad, también conocida como ‘el piloto de pilotos’.
Ellos sabían que ésta era una oportunidad importante para cambiar las vidas de las personas sin hogar en Valencia, tal como Begoña, la inspiradora Directora de RAIS en la región describió: ‘este era el momento para cortar con el statu quo’. Su pasión por el cambio y sus frustraciones se percibían en igual medida.
Las personas de la RAIS Fundación tienen experiencia y determinación – cada día ven personas sin hogar en su centro de día y en las calles. Escuchan las tristes historias de personas rechazadas en los refugios nocturnos por tener problemas mentales o dificultades de adicción – cuestiones que son generalmente una respuesta a sus difíciles vidas en las calles.
Conocimos a un hombre – a quien llamaré Josef – que había viajado a Valencia a recoger naranjas, a quien nunca le pagaron y se encontró atrapado, sin posibilidad de volver a su Romania natal. Durante once años durmió en un banco de un parque. ¿Sorprende a alguien el hecho de que se vuelque al alcohol por confort y consuelo? Tan solo, tan poca esperanza para el futuro, tan preocupado por su necesidad de atención de salud – excluido en cada paso por las severas barreras de la ayuda.
Fue muy conmovedor ver a Guadalupe, tan joven, tan energética, quien lideró nuestro grupo de voluntarios en los rincones oscuros y aterradores de los parques y los lugares oscuros y cerrados en los alrededores de la estación de autobuses, adonde las personas sin hogar buscan refugio luego de que caiga la noche.
A pesar de un día completo en el trabajo, su energía y compasión no tenían limites – sus anteojos rosa eléctrico y su cara brillaban en la oscuridad – teníamos que caminar muy rápido para seguir el ritmo, pero ella tenía determinación. Conoce bien la zona, viene cada martes después del trabajo, para ofrecer apoyo a aquellos cuyo único hogar es la calle. Ella es voluntaria de Bokatas, quienes se asociaron con RAIS para movilizar a más de 280 personas como voluntarios, para salir a las calles por tres noches para encuestar y contabilizar a cada persona sin hogar que pudieran encontrar en Valencia.
Fue maravilloso ver a estas personas reunidas en la primera noche, apretujándose en el centro de día de RAIS – llegando hasta la calle, tan diligentes, con tanta determinación, tan organizados. Fue extraordinario, tan controlado pero sin ser ‘controlador’, tan bien pensado pero de alguna manera relajado y amigable al mismo tiempo.
Cada grupo de voluntarios tenía un líder con experiencia, quien ya conocía las realidades de las personas sin hogar. También tuvimos las percepciones y conocimientos de quienes que habían previamente sido o eran personas sin hogar. Ellos podían guiarnos a todos y darle confianza a sus compatriotas en la calle de que todos nosotros – en nuestros chalecos reflectantes – estábamos de su lado y de que podían elegir si participar o no. Tal como Guadalupe le dijo tan claro a Josef: ‘tú estás a cargo’.
Tuve la suerte de pasar dos noches trabajando con Migue, un profesional muy dedicado que trabaja para RAIS, y con el tranquilo, sabio y encantador Carlos, un hombre mayor (bueno no tan mayor – más joven que yo) que ha trabajado por cuarenta años para la misma compañía pero que cuando la compañía quebró, su vida se destrozó. Sin dinero para el alquiler, a los 62 demasiado joven para recibir su jubilación, me mostró el banco cerca de la iglesia en el centro de Valencia que se transformó en su hogar – me explicó que era más seguro que otros lugares, con un poste de luz sobre el banco, agua de una fuente cercana para lavar. Carlos estaba inmaculadamente elegante y me dijo qué importante y qué difícil había sido mantenerse limpio y arreglado mientras dormía en la calle.
Carlos había ya encontrado una habitación en un apartamento y le estaba yendo mejor. Estaba en nuestro equipo para ayudar a otros, todavía enfrentando el trauma y los desafíos de tener que vivir la vida en las calles – qué precio tan grande es.
Tanto él como Migue fueron guías tan sensibles, tan pacientes, tan respetuosos. Encontramos a una pareja viviendo en una caja de cartón – ella estaba embarazada – habiendo ya perdido a 4 hijos, que fueron llevados por la asistencia social por no tener un hogar. Sin privacidad, sin servicios, sólo una linterna de jardín como luz, sin cocina, sólo los cuchillos y tenedores de plástico cuidadosamente guardados arriba de la caja, sin agua corriente, sólo una o dos botellas de plástico, sin una puerta que cerrarle al mundo, sólo un poco de tela a través de la caja. Ellos tenían dignidad pero su situación se las niega cada día y cada noche y RAIS, sus asociados, los voluntarios y la World Habitat están determinados a cambiar esto.
Hacia el final de los tres días, tantas millas caminadas, tantas conversaciones importantes, tantas horas de trabajo del equipo y de los dedicados voluntarios, tantos datos ingresados a lo largo de la noche por los voluntarios, con la ayuda experta de Paul de Community Solutions, cuya experiencia de miles de encuestas de personas sin hogar se mezcla con su conocimiento de cómo combinar sensibilidad y evidencia rigurosa. Todos sabíamos que teníamos la evidencia: teníamos las historias humanas y los datos – para mostrar que la hermosa ciudad de Valencia tiene un problema feo – la red de seguridad está rasgada y rota, los números oficiales no cuentan la historia real ni describen la escala del problema.
Esa maratón de contabilización en la calle – llevada a cabo durante tres noches largas y cansadoras – había demostrado que más de 404 personas no tienen hogar y están en la calle, y esto era mucho más que los números oficiales del Estudio sobre Sinhogarismo en la Ciudad de Valencia del Ayuntamiento de Valencia (aproximadamente 79 personas en 2015). La realidad muestra un número estremecedor, pero no era estremecedor para Begoña y su equipo apasionado y con determinación de RAIS – cada día ellos ven a muchas personas con muchas historias difíciles. Ellos ya sabían que esta es una emergencia de toda la ciudad y que deben tomarse medidas urgentes y efectivas para llevar a las personas de las calles a viviendas lo antes posible – dejarlos en las calles no es una opción.
Sabemos que cada día en la calle roba años de la vida de la gente – ahora ellos saben la escala real de la cuestión y tienen los datos rigurosos y más de 280 voluntarios lo saben y pronto todo Valencia lo sabrá.
Todos deben trabajar juntos para encontrar soluciones inmediatas y efectivas para recomponer el tejido social de esta ciudad, que tiene tanto de lo cual estar orgullosa, pero que ya no puede esconder esta historia triste, oscura y escondida – la del fracaso de traer personas que están en las calles, ignoradas y excluidas, de vuelta a una buena vida en la preciosa Valencia con sus árboles de naranjas, su hermoso encaje y su orgullosa historia de progreso y cooperación.
La buena noticia es que el Alcalde de Valencia y el gobierno regional ya se han reunido con RAIS y han anunciado un proyecto piloto de Vivienda Primero en la ciudad. El embotellamiento se está disipando y el viaje ha comenzado – para terminar con el sinhogarismo en las calles en Valencia.
Lyndall Stein se encuentra trabajando con la World Habitat en la evaluación de la campaña.
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