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A pesar de que el sol esté brillando, ha habido mucha oscuridad en el mundo recientemente. Ha sido difícil continuar enfocándose en un futuro mejor cuando ha habido tanta violencia, dolor y caos desatados cerca y lejos. También parecía difícil que caminar en las calles de Londres tarde en la noche podría levantar el espíritu de alguien, especialmente cuando todos habíamos aprendido en nuestra capacitación (en una calurosa tarde de domingo de julio) que había habido un aumento del 11% en las personas durmiendo a la intemperie en Westminster.

Eso significa 287 seres humanos sufriendo la desgracia y adversidad de dormir a la intemperie. Cada noche es una prueba de resistencia ante duras aceras y severas palabras. No hay lugar seguro o almohada acogedora adonde apoyar tu cabeza, no hay privacidad ni refugio, no hay dignidad, no hay puerta que cerrar y ningún lugar adonde lavarse uno mismo o lavar tus ropas. Todo lo que tienes debe ser acarreado y arrastrado de un lugar a otro.

Llegué un día lunes a mediados de julio a The Abbey Centre, junto con 300 voluntarios listos para comenzar la primera encuesta integral de personas sin hogar durmiendo en las calles del Reino Unido. Como parte de la campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles más amplia, participé en la Acción Conjunta en Sinhogarismo en Westminster en Londres con voluntarios saliendo a las calles por la noche para encontrar y entrevistar a personas sin hogar.

blog_Petra_WHAT_debriefPetra Salva, de St Mungo’s, nos recordó de manera poderosa durante la introducción porqué deberíamos sentirnos realmente enojados de que alguien deba dormir a la intemperie en las calles, que alguien deba tener estas calles ruidosas y sucias como su único hogar. Me ubicaron en un grupo con Lloyd, nuestro guía experto, un activista comunitario con experiencia directa en la vida en las calles sin hogar por tres años. Es una voz experta en foros que trabajan para resolver las necesidades de aquellas personas sin hogar que duermen en las calles. Sus opiniones profundas, inteligentes y sabias fueron sumamente útiles para la diversidad de mujeres voluntarias en nuestro grupo. Todas tan jóvenes, tan comprometidas, tan dedicadas y tan sensibles. Tengo que auto-seleccionar entre esas categorías, especialmente la categoría de jóvenes, ya que yo tuve al menos 35 años extra para aprender a ser inteligente, compasiva y perspicaz como las brillantes jóvenes voluntarias. Tuve la suerte de unirme a este grupo de voluntarias que incluía a Dana, una estudiante; nuestra líder Marta, una mujer española que trabaja para Zara; Alex, que tiene raíces Colombianas y Marroquíes y trabaja en servicios financieros; y Rosa, que es Rumana y trabaja como economista en un departamento del gobierno. Entre ellas tenían una increíble plétora de talentos lingüísticos – ¡que llena de humildad a quienes, como yo, van por la vida hablando inglés/malapropismos y que con el avance de la edad no puedo recordar el nombre de nadie!

El dedicado grupo con el que salí ese lunes fue un notable ejemplo del mejor lado de Londres; una ciudad capital ajetreada, animada, materialista que muestra algunos de los aspectos más extremos de la desigualdad. Desde aquellos durmiendo a la intemperie en las calles hasta otros disfrutando de los lujos más extraordinarios, Londres puede parecer poco solidaria e inmune a la tristeza y perdida de sus calles junto a la búsqueda de emociones, diversión o simplemente  la necesidad de llegar a tiempo al trabajo.

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A pesar de las presiones y distracciones de la vida en Londres, más de 300 personas brindaron su propio tiempo sin esperar nada a cambio (más que uno o dos sándwiches muy buenos de Pret) sino por real preocupación, empatía y enojo.

Estos voluntarios estuvieron hasta tarde en una noche de lunes luego de un día de trabajo, sabiendo que no irían a dormir hasta temprano en la mañana, un tributo tanto para su generosidad y altruismo pero también para el buen trabajo de todas las organizaciones que colaboraron en esta semana de registro.

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Ellos fueron a la iglesia Rumana en Holborn para convencer a su congregación a involucrarse – ¡así fue como Rosa se unió al grupo! Enviaron un correo electrónico para las personas que se registraron para una tarjeta de entretenimiento de Westminster – ¡viva! Alex trajo su buen sentido y cuatro idiomas. Escribieron a las empresas locales y sí, la increíble Marta – tan tranquila, con tanta confianza, tan sensible, se convirtió en nuestra líder del grupo por esa noche (uno hubiera pensado que había estado haciendo esto por años y no por unas pocas horas de entrenamiento el domingo anterior).blog_WHATdebriefevent

Ver a estas jóvenes mujeres sentadas con la gente en los umbrales y callejones oscuros en Covent Garden, ganándose la confianza de la gente a quienes la vida en las calles les ha llevado a construir muros de desconfianza y miedo, fue extraordinario. Realizaban algunas preguntas realmente difíciles y personales a los individuos que viven en las calles sobre sus historias, experiencias, salud mental y física, abuso, y sobre el difícil camino que los llevó a dormir en la intemperie en las calles. Es un destino que nadie elige libremente.

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Estas jóvenes mujeres me dieron esperanza para el futuro en estos tiempos peligrosos de incertidumbre y con la economía arrojando los peores resultados sobre aquellos que menos pueden manejarlos. Sabemos que muchos de aquellos que son nuevos en ese difícil modo de vida en las calles son jóvenes y sus opciones de vida se ven dañadas por los cambios realizados los subsidios esenciales para los alquileres altísimos de Londres y los nuevos requerimientos. Esto deja a los jóvenes, que son pobres y están solos, con recursos mínimos y sin derecho a encontrar un hogar propio, incluso si necesitan ayuda con su alquiler o formas de acceder a alojamiento decoroso. En general las decisiones perjudiciales del gobierno han llevado a un aumento dramático en los jóvenes teniendo que dormir a la intemperie en las calles de Londres.blog_debriefWHAT_event_thankyou

Alex, Dana, Marta y Rosa, con la orientación sabia de Lloyd y el compromiso y experticia de todos los involucrados en la Acción Conjunta en Sinhogarismo en Westminster, tomaron una decisión de manera generosa y con coraje. Ellos no siguieron su camino e ignoraron a aquellos durmiendo a la intemperie, sino que eligieron sentarse con ellos y compartir su humanidad en común. Escucharon las historias de sus vidas y del triste camino que los llevó a resistir duras noches en las calles de Londres. Estos dedicados voluntarios salieron a las calles de Westminster tarde en una húmeda noche de lunes, equipados solo con su empatía, buena voluntad y las encuestas, para ayudarnos a todos a lograr un entendimiento real de las vidas de las vidas de personas sin hogar y la necesidad urgente de terminar ahora con el sinhogarimo en las calles.

Lyndall Stein se encuentra trabajando con la World Habitat en la evaluación de la campaña.


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