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Reasa Ros y Alexis Hémar trabajan como agente de movilización en terreno y asistente técnico (respectivamente) en Planète Enfants & Développement (PE&D), organización ganadora de los Premios Mundiales del Hábitat de Bronce de 2020 por su proyecto Abordaje para tratar las problemáticas de las casas inseguras y la violencia doméstica en asentamientos informales de la capital de Camboya, Phnom Penh.

Kosal Phat es una mujer camboyana, líder de la comunidad Daeum Chan, un asentamiento urbano pobre a las orillas del río Bassac, en la región sur de Phnom Penh. Es viuda y vende comida desde su casa, donde vive con otros siete miembros de su familia, en un contexto económico y social desfavorable. Su comunidad está conformada por 665 grupos familiares, 98 de ellos a cargo de mujeres. La mayoría de los residentes viven en refugios inseguros y están expuestos a amenazas climáticas (inundaciones, incendios y fuertes vientos). A Kosal le preocupan mucho las vidas de su comunidad y siempre está al servicio de los más vulnerable, en cualquier circunstancia. Su participación en el proyecto Mejora del hábitat y las condiciones de vida en comunidades pobres de Phnom Penh (HaLI) toma formas diferentes, pero, principalmente está simbolizada por su estatus de Voluntaria para el Desarrollo de Familias (Family Development Volunteer, FDV) y miembro del Enfoque Participativo para Generar Conciencia sobre Refugios Seguros (Participatory Approach for Safe Shelter Awareness, PASSA). El proyecto tiene un enfoque integral con respecto a la mejora de las condiciones de vida en los vecindarios precarios de la ciudad.

Más allá de ese hábitat, el programa aborda las causas más profundas que afectan a las poblaciones de este tipo de asentamientos. Como permite intervenir a cuatro niveles — la pareja, la familia, la comunidad y el ecosistema — lógicamente, la problemática del género se convirtió en un desafío prioritario e infalible para llegar a las familias más frágiles. Las metodologías participativas implementadas permitieron un compromiso profundo de las mujeres, tanto dentro de sus entornos familiares como en la comunidad. Para prevenir y combatir las desigualdades de género, los trabajadores sociales de HaLI de la ONG local asociada — Samatapheap Khnom Organization (SKO) — brindaron asesoramiento intensivo a las mujeres que experimentaban violencia doméstica, o corrían riesgo de hacerlo, así como cursos de conocimientos financieros para tratar de forma indirecta los problemas de género. Este enfoque complementario nos permitió hablar sobre temas que antes podrían haber sido tabú, así como desarrollar un sentido de solidaridad más fuerte.

Como mencionó Kosal: “Aquí, la situación de las mujeres es muy delicada, la mayoría de los hombres trabajan lejos de casa y, en general, a la noche se emborrachan. Las mujeres tienen que cuidar a los niños y encargarse de los quehaceres del hogar solas. En estas condiciones, necesitan encontrar trabajos de jornada parcial cerca de sus casas. Esto también hace que tengan más disponibilidad e interés en asumir más responsabilidades en la comunidad”.

De hecho, es más difícil movilizar a los hombres, y las mujeres tienen más interés en la organización de sus comunidades. Por ejemplo, las reuniones de PASSA tienen un impacto positivo sobre la confianza propia y el estatus social de las mujeres.

Las actividades propuestas dentro del marco del proyecto HaLI fortalecieron la solidaridad y la asistencia mutua entre los miembros de la comunidad, en particular entre las mujeres. Kosal está muy orgullosa de tener esta función tan importante de reunir a las personas para resolver los problemas de la comunidad. Como líder comunitaria, recibe muchas quejas de los habitantes sobre las situaciones difíciles que enfrentan, pero, en muchos casos, no hay nada que pueda hacer sola. El desafío para ella es poder dar un paso más y motivarlos a que resuelvan los problemas juntos a una escala comunitaria:

“Gracias al apoyo de los agentes de movilización de HaLI en Daeum Chan, los miembros empiezan a ver más allá de sus propios intereses y se preocupan más por la comunidad. Me gusta ver cómo los miembros debaten y llegan a un acuerdo en función de las prioridades de la comunidad. En la actualidad, las decisiones sobre las mejoras de infraestructura que queremos exigir a las autoridades locales se toman en conjunto”.

El hecho de que cuatro de cada cinco miembros de PASSA (80 por ciento) sean mujeres ofrece una posición nueva dentro del proceso de toma de decisiones en la comunidad que les permite a las mujeres ser lo suficientemente fuertes para lidiar con situaciones de discriminación. Kosal está orgullosa de ver que su comunidad logró mejores condiciones de vida y que las mujeres reciben un tratamiento igualitario y están empoderadas para el liderazgo:

“Me considero una referente, y todos los días, aliento a las mujeres de la comunidad a que hagan frente a la discriminación, se defiendan de las críticas y sean valientes”.

Además, está convencida que solo lograrán obtener casas más sólidas, asentamientos completamente equipados, mejores infraestructuras y un nuevo equilibrio con roles de género menos estereotipados dentro de los núcleos familiares mediante un buen sentido de solidaridad entre los miembros. La capacitación es una de las maneras de reequilibrar las fuerzas dentro de los grupos familiares y de aumentar el poder de negociación de las mujeres. Como consecuencia, estas enfrentan menos violencia doméstica y, al aumentar la confianza en sí mismas, encuentran cada vez más trabajos.

Kosal es optimista, pero también consciente del camino que tiene por delante, y pretende continuar con las labores que inició junto a PE&D:

“Como mujer, debes luchar contra las críticas, los prejuicios y los mandatos de la sociedad. Deberíamos compartir los quehaceres de la casa con los hombres, poder vestirnos como queremos y salir de noche cuando se nos antoje. Para esto, debemos fortalecernos mentalmente, pero también es necesario un entorno de contención. Aquí, es difícil evitar esos comentarios inapropiados, pero es importante que no [los] aceptemos y que nunca bajemos los brazos”.


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