Silvia Torralba es miembro del equipo de comunicaciones de Arrels Fundació, en Barcelona.
El año 2008 fue el primero en el que en Barcelona se organizó un recuento para saber cuántas personas dormían en la calle en toda la ciudad. Lo organizó la Red de Atención de Personas Sin Hogar, en la que también participa Arrels, y se localizaron a 658 personas. Desde entonces, el número de personas que viven en la capital catalana no ha dejado de aumentar: en 10 años, se ha incrementado en un 45% el número de personas sin hogar.
Contar es el primer paso para dimensionar la problemática del sinhogarismo pero es necesario ir más allá, saber qué les pasa a las personas, qué necesitan, qué grado de vulnerabilidad presentan. Por eso, desde hace cuatro años, Arrels Fundació organiza una Semana de Conexiones bajo el paraguas de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles.
En estos cuatro años, he podido participar en todas las ediciones de las Semanas de Conexiones. Cada vez en barrios diferentes, unos ubicados en el centro de Barcelona, otros en zonas más periféricas. Este año hemos entrevistado a 339 personas que duermen en la calle en Barcelona y que nos han querido explicar su realidad. También hemos aprovechado para contar a todas las personas que hemos visto durmiendo en la calle y hemos alcanzado la cifra récord de 1.195 personas. Algo escandaloso en una ciudad como Barcelona.
Saber cuántas personas duermen al raso en Barcelona y conocer su situación son las piezas básicas del puzle para lograr que nadie viva en la calle. Las Semanas de Conexiones nos permiten detectar situaciones de vulnerabilidad, visibilizar una realidad normalmente invisible y sensibilizar a todas las personas que participan como voluntarias – este año 549 voluntarios y voluntarias- y a la ciudadanía en general.
Dicen que la información es poder y, en este caso, debería utilizarse para mejorar los recursos que existen en la ciudad para las personas sin hogar, para cambiar políticas de vivienda y de ayuda social, para presionar a otras administraciones (más allá del gobierno local) que también tienen responsabilidad.
El año pasado, un hombre nos explicó que hacía unos días que había salido de la cárcel y que la prestación social que recibía no le alcanzaba para pagar una habitación donde dormir; tenía más de 70 años y en unos días era su cumpleaños.
Este año, otro hombre explicaba que no conseguía encontrar trabajo, que no podía cubrir todas sus necesidades básicas y que hace poco una ambulancia le recogió y lo llevó al hospital.
Durante nuestra primera Semana de Conexiones en 2016 encontramos durmiendo en una misma calle a nueve personas, con cartones y sacos de dormir. Y aún recuerdo a una mujer que dormía junto a un hombre joven y que, al vernos, se incorporó y nos dijo: “Yo quiero colaborar”.
Ahora nos toca colaborar y trabajar juntos a quienes tenemos las herramientas para hacerlo posible. Porque lograr #nadiedurmiendoenlacalle es posible.
Imagen: Arrels Fundació
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