Becky Rice es Coordinadora de la Asociación de Westminster contra el Sinhogarismo, un grupo de organizaciones que trabajan juntas con el objetivo de que no haya más personas durmiendo a la intemperie en Westminster, Londres. La asociación forma parte de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles (EESHC) de World Habitat.
Durante la respuesta inicial a la emergencia que presentó la COVID-19, los líderes de la Asociación de Westminster contra el Sinhogarismo (WHP, por su sigla en inglés) se reunieron una vez por semana para debatir los problemas más acuciantes, gran parte de estos centrados en la provisión de habitaciones de hotel para las personas que estuvieran durmiendo a la intemperie durante la pandemia y en la situación de aquellas personas que siguieran haciéndolo. El grupo se conformó por St Mungo’s, The Passage, Connection at St Martin’s y West London Mission, y por el Concejo Municipal de Westminster (WCC, por su sigla en inglés), que lideró la respuesta inicial y el programa de hoteles. A medida que esta etapa avanzaba, aumentaba la preocupación de que todo el conocimiento y los aprendizajes adquiridos tan rápido durante esas semanas cruciales se perdieran ante los nuevos desafíos.
Por lo tanto, para registrar el aprendizaje vital de la fase inicial, organizamos un taller virtual titulado “Aprender de la COVID-19”, junto con Collaborate, un gabinete estratégico y de asesoramiento que se especializa en el trabajo mediante asociaciones. Rápidamente, logramos recibir un pequeño subsidio del Fondo de Innovación de la EESHC de World Habitat, lo que nos permitió pagarle a Collaborate por sus ideas para una facilitación eficiente. La reunión fue virtual, y se utilizaron herramientas para la votación, salas para grupos reducidos y sesiones plenarias.
El nivel de asistencia fue gratificante: más allá de la presión que todos estábamos sintiendo, participaron 28 personas de 14 organizaciones, con una representación de los sectores de sinhogarismo, salud física y mental, servicios asociados al consumo de alcohol y drogas, salud pública, y funcionarios del Concejo. Si bien no asistió ningún representante de las personas que dormían a la intemperie o en los hoteles disponibilizados para ellas en ese momento, ni de aquellas que trabajan en las redes religiosas y en los servicios voluntarios; somos conscientes de que los aportes de estos grupos serán cruciales a la hora de planificar el futuro de los sistemas de Westminster.
En primer lugar, analizamos “qué fue lo que hicimos de manera diferente durante la respuesta de emergencia”. Surgieron tres procesos claros.
1. Adaptación rápida: flexibilidad, compromiso e innovación.
- Los alojamientos independientes proporcionaron un “acceso gratuito a los recursos en el lugar”, independientemente del acceso a los fondos públicos. Como expresó uno de los delegados, esto representó una “propuesta muy digna”.
- Los servicios asociados al consumo de alcohol y drogas asumieron un enfoque de “accesibilidad” y fueron hasta los hoteles, en lugar de hacer que las personas se trasladaran hasta sus sedes.
2. Colaboración: trabajar juntos como “sistema”.
- Trabajo en equipo con un objetivo común motivador: todos sintieron el estímulo para trabajar en conjunto y hacer su parte. Un delegado lo describió de esta manera: “Los servicios de Westminster formaron un único equipo, del que cada organización era solo una ‘rama’”.
- Rol de la salud: servicios especializados en salud y sinhogarismo tuvieron un rol activo de liderazgo aceptado por todos, enfocado en el triaje y la reducción de daños.
3. Comunicaciones: mayor cantidad de flujos, más informales y regulares.
- Comunicación horizontal dentro del sector, incluidas reuniones virtuales y llamadas diarias.
- Comunicación vertical para el contacto de los servicios con gestores políticos nacionales y locales.
También consideramos “qué fue lo que posibilitó las nuevas maneras de trabajo”. Algunos factores fueron las “condiciones estructurales del sistema”, que son áreas fijas que suelen depender del gobierno central o local. Esto incluye recursos adicionales de los gobiernos central y local, y cambios en las políticas que implicaron que personas que no cumplían los requisitos para acceder a fondos públicos hayan tenido acceso a un alojamiento.
Otros desarrollos que posibilitaron la nueva manera de trabajar fueron “más flexibles” y, tal vez, permitieron que las organizaciones representadas tuvieran más control. Por ejemplo, hubo una necesidad de actuar con urgencia en torno a un objetivo claro; de adoptar una perspectiva basada en la salud en general y en la salud pública para abordar el sinhogarismo; una “propuesta” digna mejor y más inmediata para incrementar la interacción con las personas que vivían en la calle; y jerarquías menos pronunciadas y una actitud positiva al asumir riesgos.
El grupo también analizó “qué queríamos conservar de la respuesta de emergencia”. A continuación, enumeramos algunas acciones que el grupo quiere mantener en el futuro.
- Actitud: el sentido de determinación y la visión de que el sinhogarismo es un problema que puede resolverse.
- Maneras de trabajar: asociación y colaboración; rapidez en la toma de decisiones; menos obstáculos y “procesos de filtro” en los servicios; y una mejor comunicación.
- Modelos de práctica: acceso rápido a alojamientos independientes para todas las personas, más allá de si cumplen los requisitos o no; enfoques de “accesibilidad” (mediante los que los servicios vayan directamente a los lugares en los que están alojadas las personas, en vez de dar turnos en otras instalaciones, p. ej., una clínica) para que las personas reciban los servicios donde los necesitan; uso de alojamiento en hoteles o establecimientos similares para algunas personas; y una reubicación rápida con la ayuda necesaria.
Algunas de las cosas que las personas expresaron que esperan recuperar del mundo previo a la COVID-19 fueron más contacto cara a cara con los usuarios, una carga menor para el personal, y una mejor respuesta para las personas nuevas que llegan a la calle.
¿Qué sigue?
Los desafíos que enfrentan las personas que duermen a la intemperie y quienes trabajan con ellas son enormes. Nunca dejaron de llegar personas nuevas a Westminster —el último cálculo fue de más de 200 personas durmiendo a la intemperie, tras lograr un récord mínimo en las etapas iniciales de la respuesta de emergencia. En una encuesta, las personas que participaron en el taller expresaron no estar seguras de si los últimos meses cambiarán las características de nuestro sistema de sinhogarismo para mejor, y la mayoría dijo que siente que “la ruleta sigue girando y hay que apostar todo”.
Las ideas que surgieron de este grupo tendrán una influencia sobre el futuro, ya que siguen aportando datos para una revisión que está llevando a cabo el Concejo Municipal de Westminster, y que también usará la WHP para brindar información sobre el futuro de nuestro trabajo de colaboración.
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