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Leah Watkins, gerente de 50 Lives 50 Homes (50 vidas 50 casas), de Ruah Community Services, en Perth, Australia Occidental, comparte la manera en que los servicios de sinhogarismo de Australia están aprendiendo de los servicios de Europa, a medida que se preparan para un aumento de los casos de COVID-19.

En Perth, Australia Occidental, vivimos y trabajamos con personas que no tienen hogar en una de las ciudades más aisladas del planeta. En este momento, estar unos pasos atrás del resto del mundo es un punto a favor, ya que podemos anticiparnos a la propagación de la COVID-19 en nuestra comunidad. A quienes trabajamos en Ruah Community Services (Ruah) esto nos da algunas semanas valiosas de ventaja para aprender de otros países e intentar adaptar a nuestro contexto lo que funcionó y lo que no.

Al día 21 de abril, en Australia Occidental se registraron 546 casos y solo 7 muertes. Al encontrarnos en las etapas más iniciales de la evolución del virus, tenemos la oportunidad de brindar alojamiento de forma inmediata a un grupo de personas que no pueden seguir las recomendaciones sanitarias y reglamentaciones del gobierno, y de prevenir la saturación del sistema de salud.

Entonces, ¿qué estamos haciendo? Muchas cosas, todas a la vez y, a veces, en el orden incorrecto, pero eso es lo que ocurre al trabajar en medio de una crisis.

Ruah brinda asistencia a personas que no tienen hogar, tienen problemas de salud mental, sufren violencia familiar y tienen problemas legales, gran parte de nuestro equipo realiza tareas de asistencia comunitaria y visitas a los hogares. Hace unas semanas, iniciamos la transición para operar de forma remota. El grueso de nuestra fuerza laboral pudo tomar prestado un equipo portátil, una pantalla, un par de cables y, en algunos casos, hasta una silla de la oficina, y empezamos a trabajar desde casa, prácticamente sin interrupciones. La mayor parte de nuestro trabajo se convirtió en brindar asistencia por teléfono, pero seguimos realizando algunas tareas en persona, en especial con la gente que no tiene un hogar y en casos de crisis de salud mental.

La experiencia de Hogar Sí, la organización española contra el sinhogarismo, representó una fuente de información sobre cómo debíamos modificar nuestra atención telefónica si esta se convertiría en la única asistencia que las personas recibirían. Estamos aprendiendo a adaptarnos para que el distanciamiento social no implique un aislamiento de las personas.

Tenemos la suerte de contar con lazos colaborativos sólidos desde antes de la pandemia, los cuales generamos mediante la Alianza de Australia Occidental para Terminar con el Sinhogarismo y mediante proyectos de impacto colectivo, como 50 Lives 50 Homes, liderado por Ruah. Con un enfoque de Vivienda Primero, 50 Lives 50 Homes trabaja para eliminar el sinhogarismo, a través de la búsqueda de alojamiento para las personas más vulnerables que duermen a la intemperie, para, luego, proporcionarles un apoyo integral, a fin de reducir el riesgo de que vuelvan a la calle. Tenemos una relación muy cercana con el gobierno estatal y con nuestros colegas del sector para desarrollar respuestas transversales y compartir recursos, a medida que nos preparamos para un aumento de casos de COVID-19.

En esta tarea, nos inspiramos en la respuesta del sector de sinhogarismo del Reino Unido ante la COVID-19. Su experiencia nos ayudó a comprender la necesidad de instalaciones separadas para las personas vulnerables a infectarse con el virus, ya que en sus casos, los resultados pueden llegar a ser mucho más graves. También nos ayudó a planificar con anticipación con relación a las tantas personas sin vivienda que simplemente necesitan un alojamiento para poder seguir las recomendaciones y reglamentaciones del gobierno sobre distanciamiento social, higiene y uso de espacios públicos.

Además, seguimos introduciendo el trabajo para terminar con el sinhogarismo que venimos preparando con el apoyo de Community Solutions, de Estados Unidos. Ya se está adoptando el uso de la herramienta “Lista por nombre” en ciudades de toda Australia. Esta ofrece un mecanismo para que todos los trabajadores del sector puedan identificar de forma colectiva a las personas que duermen a la intemperie, a fin de asegurarnos de no dejar a nadie de lado. A medida que esta se desarrolle, también nos ayudará a entender cómo funciona nuestro sistema y cómo podemos mejorarlo.

Yo creo que la crisis nos ofrece una oportunidad para impulsar una reducción real del sinhogarismo, porque ahora el mundo entero puede ver lo que nosotros siempre supimos: el sinhogarismo es un problema de salud.

Seguiremos trabajando en asociación con el gobierno, los participantes del sector y las empresas, no solo para ofrecerles a las personas un lugar para estar durante unos meses, sino para ayudarlas a acceder a casas reales y acelerar la transición hacia un enfoque integral y generalizado de Vivienda Primero.


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