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En Bratislava – así como en buena parte de Eslovaquia – los equipamientos destinados a acabar con el sinhogarismo consisten, paradójicamente, en albergues de emergencia incapaces de ofrecer una solución adecuada y a largo plazo para las personas sin hogar. El mercado inmobiliario en Eslovaquia presenta un gran desequilibrio. Prácticamente la mayoría de la población eslovaca (en torno a un 90%) es propietaria – una de las tasas más altas de Europa – lo que produce una importante escasez en la oferta de pisos de alquiler. Así, quienes no pueden permitirse el acceso a una propiedad se topan con enormes dificultades para encontrar vivienda. Con una oferta casi inexistente de vivienda social, el Ayuntamiento de Bratislava posee y gestiona únicamente 1.000 ‘pisos asequibles’. En todo el territorio de Eslovaquia, el alquiler social representa tan sólo el 3% de toda la oferta inmobiliaria. En comparación, la ciudad vecina de Viena dispone de 60.000 pisos sociales.

Como consecuencia, los servicios sociales orientados a las personas sin hogar – junto a los sectores de gobierno que quieren ayudar a cambiar las cosas – se ven seriamente dañados. Intervenciones como el Housing First o el Acceso Rápido a una vivienda estable han demostrado que están funcionando en otros países europeos. Pero, ¿cómo plantearse estos modelos cuando existe una oferta de vivienda tan reducida en Bratislava? Si bien se está trabajando con partidas presupuestarias procedentes de nuevos modelos de atención implementados o ensayados por parte de ONGs, los recursos tradicionales de atención a las personas sin hogar siguen basándose en albergues y en soluciones de emergencia.

Hace poco visitamos un ejemplo de albergue de baja exigencia en Bratislava. Se trata de un almacén con 200 camas, situado a 6km de la Ciudad Vieja. Abre todo el año y constituye una solución urgente e inmediata que puede servir incluso para salvar vidas –sobre todo en invierno. Sin embargo, todas las personas con las que hemos hablado sobre sinhogarismo señalan la necesidad de soluciones coordinadas y a largo plazo. Ello incluye vivienda estable y permanente, apoyo a la integración y muchos otros servicios sociales.

La financiación pública para luchar contra el sinhogarismo en Eslovaquia ha sido tradicionalmente escasa. Los servicios sociales denuncian que las duras condiciones de vida de las personas sin hogar han permanecido invisibles durante demasiado tiempo. Aunque sigue sin existir una definición legal sobre sinhogarismo en Eslovaquia, hay una sensación real de que las cosas están empezando a cambiar. En concreto, las ONGs y departamentos de gobierno están sumando esfuerzos para diseñar una estrategia nacional.

Todavía hay más razones para la esperanza. La Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles es un catalizador del cambio que se está produciendo en Bratislava. En septiembre, la campaña local de OZ STOPA Slovensko – una de las entidades colaboradoras – se encargó de coordinar la segunda Connections Week en el barrio de Ciudad Vieja. En tan solo un día, los agentes de la campaña recorrieron una zona de escasos kilómetros y entablaron contacto con 169 personas. La campaña contó con el apoyo de unos 40 voluntarios/as de entidades sociales del barrio, enfocadas a ser parte de la solución.

El año pasado se realizó la primera recogida de datos sobre sinhogarismo en el centro de la ciudad. Cuatro trabajadores del equipo de calle contabilizaron a 123 personas durmiendo en la calle. Esta cifra supone el aumento de un 32%. Es, sin duda, un escenario preocupante que pone de manifiesto las denuncias de los trabajadores sociales, y que demuestra que la participación de las organizaciones sociales está contribuyendo a dimensionar el problema: no podemos erradicar el sinhogarismo sin saber concretamente cómo abordarlo. Mientras tanto, el año que viene se organizará una nueva campaña de encuestas con más voluntarios y agentes sociales y OZ STOPA y entidades colaboradoras están sensibilizando sobre este fenómeno e incorporándolo al relato social sobre el sinhogarismo en la capital de Eslovaquia.

Implementar un cambio significativo requiere de la actuación conjunta entre los diversos actores sociales. Si bien las diferentes categorías de sinhogarismo afectan a la comunidad, encontrar soluciones, nuevos enfoques y actuaciones implican a la comunidad –personas sin hogar, residentes, voluntarios/as, ONGs, así como responsables de gobiernos locales, regionales y también nacionales. En este sentido, nuestro encuentro con Martina Uličná, Vice alcaldesa de la Ciudad Vieja de Bratislava, y sus asesores fue muy importante. Durante el encuentro, destacamos el trabajo realizado por nuestra Campaña y el éxito cosechado en ciudades como Glasgow, Barcelona y Westminster. Hablamos de su voluntad de incrementar la oferta de pisos sociales y de la importancia de tejer alianzas entre las entidades sociales de la ciudad. Tras la reunión – y recogiendo el compromiso de las ONGs y voluntariado – se están produciendo las primeras señales de cambios significativos.

Sin embargo, para avanzar hacia cambios reales que abarquen el fenómeno del sinhogarismo en todo el país sigue siendo crucial abordar una definición legal sobre sinhogarismo en Eslovaquia. Asimismo, a lo largo del próximo año, World Habitat seguirá apoyando la acción social de las entidades locales que participan en la campaña para garantizar que los ‘invisibles’ son ‘visibles’ en tanto sujetos de derecho.


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