En 2011, 848.000 casas fueron destruidas y 9,7 millones de personas se vieron afectadas por graves inundaciones en Pakistán Occidental. Este proyecto desarrolló un plan y brindó asistencia para que las familias en situaciones más vulnerables construyeran más de 20.000 casas resistentes a las inundaciones, sobre la base de diseños de construcción locales y tradicionales. Las casas se construyeron con mano de obra y habilidades de construcción locales. Se introdujeron materiales resistentes al agua y más livianos, como cal y bambú, lo que implicó enormes ahorros en los costos y en el carbono emitido, en comparación con los enfoques tradicionales de reconstrucción.
Descripción del Proyecto
¿Cuáles son sus fines y objetivos?
El objetivo del proyecto fue ofrecerles viviendas seguras de bajo costo rápidamente a algunas de las familias más vulnerables que se vieron afectadas por las inundaciones. El proyecto no tomó el enfoque de la reconstrucción directa posterior a la catástrofe, sino que facilitó un programa de autoconstrucción comunitaria y masiva. La mayoría de las comunidades afectadas se encontraban en zonas remotas, contaban con pocos recursos, y, en general, las familias tenían conocimientos insuficientes sobre las vulnerabilidades estructurales de las construcciones.
El proyecto alcanzó sus objetivos al proporcionar materiales resistentes a catástrofes y facilitar capacitaciones de gran escala en las comunidades para que reconstruyeran las casas con sus propias manos y estos materiales. En cada zona, asociados locales del proyecto trabajaron en colaboración con autoridades gubernamentales para identificar los pueblos más afectados. Se formaron comités de personas locales que conocían a las familias. Estos comités seleccionaron a las familias más necesitadas, utilizando criterios establecidos previamente. Se dio prioridad a las familias cuyas casas habían sido destruidas por completo. Se les otorgó una prioridad número uno a las familias que también incluían miembros discapacitados o de edad avanzada, tenían ingresos particularmente bajos o estaban conformadas por una gran cantidad de miembros. El proyecto trabajó con las comunidades para ofrecer capacitaciones sobre técnicas de construcción efectivas. Este enfoque ayudó a las personas a construir 23.387 casas con un costo promedio de US$300 por casa.
¿En qué contexto opera?
Las inundaciones afectan a grandes partes de Pakistán. La inundación de 2011 fue particularmente grave, y 848.000 casas resultaron destruidas o dañadas. Además, 9,7 millones de personas se vieron afectadas por las intensas inundaciones en Sind meridional y Balochistán del Este. Estas regiones son unas de las más pobres de Pakistán, y muchos residentes se encontraban en situaciones muy vulnerables, incluso antes de la catástrofe. Las casas se derrumbaron a causa del peso de los techos anegados, y los cimientos se vieron comprometidos por el agua. Muchas de las zonas afectadas también habían sido azotadas por inundaciones en 2010, y las familias que habían reconstruido sus casas después de esas inundaciones perdieron todo una vez más. Este proyecto se enfocó en ayudar a las comunidades rurales que sufrieron de manera desproporcionada a raíz de las vastas inundaciones.
La Fundación Heritage ha estado involucrada en la reconstrucción posterior a las catástrofes desde el terremoto de Cachemira de 2005, en el que la organización recicló materiales como piedra, barro y madera de las casas derrumbadas, y les agregó cal y travesaños tradicionales (dhajji) para crear construcciones más sólidas. Más tarde, se probó y demostró la utilidad de otro material local, el bambú, en las viviendas de poblaciones evacuadas de la región de Mardan. Luego, se desarrolló aún más el uso de estos materiales, durante la reconstrucción posterior a la inundación, en la región de Swat, en 2010, mediante el uso de múltiples vigas y travesaños de bambú para soportar techos pesados, que resistieran inundaciones posteriores y varios metros de nieve.
Más tarde, en 2011, esta experiencia se amplió, tras las inundaciones de 2010 en la zona Norte de Sind, y se hicieron construcciones de bambú sobre pilotes. Esto demostró la viabilidad de la construcción de estructuras de bambú de dos pisos, que ya resistieron varias inundaciones desde entonces (estas viviendas albergaron a más de 400 familias). Toda esta experiencia enriqueció el proyecto actual, que se implementó después de las inundaciones de 2011 en la parte Sur de Sind.
¿Cuáles son sus características clave?
Son varios aspectos los que hacen que este proyecto sea único. El más importante es la experiencia adquirida por todos los asociados del proyecto, incluidos el Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID, por sus siglas en inglés) del gobierno del Reino Unido y la Organización Internacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés) en catástrofes previas, y compartida en este proyecto. Esta experiencia, en términos de materiales y técnicas de construcción aptos, luego se aplicó en modelos piloto, se probó y se demostró su utilidad en la zona de aplicación del programa, antes de incorporarse a este proyecto. El proyecto adoptó materiales que demostraron ser duraderos y resistentes a inundaciones en reconstrucciones posteriores a catástrofes en otras partes del mundo. Entre estos, se incluye el bambú, que fue utilizado en lugar de la madera y el acero. El bambú era barato, flexible y fuerte, y la experiencia había demostrado que era más resistente a las inundaciones que la madera y el acero. La cal hidráulica es un tipo de mortero que es mucho más resistente al agua que otros tipos de morteros. Antes, en Pakistán no se la utilizaba con frecuencia, pero puede fabricarse fácilmente con materiales disponibles a nivel local. Se utilizó en lugar de los ladrillos refractarios y el cemento.
Luego, estos materiales se adaptaron a los diseños y técnicas de construcción tradicionales utilizados en las zonas afectadas. Una ventaja significativa del uso de estos materiales fue la disminución de las emisiones de carbono. Al evitar el uso de cemento y de ladrillos refractarios en todos los casos posibles, el proyecto general ha ahorrado aproximadamente 365.000 toneladas de dióxido de carbono. Luego, la implementación se reforzó con capacitaciones a gran escala en las comunidades, y la concientización con respecto a los riesgos de catástrofes y las vulnerabilidades de sus métodos tradicionales de construcción. Entonces, se proporcionó información y se llevaron a cabo capacitaciones sobre el uso del bambú y la cal para construir estructuras más seguras.
¿Cómo se financia?
El DFID estuvo a cargo de la financiación general, con 30 millones de libras esterlinas durante tres años, según propuestas detalladas presentadas por los asociados encargados de la implementación, incluida la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), que luego trabajaron junto a organizaciones nacionales, como la Fundación Heritage. Los costos de asesores técnicos, capacitaciones y formaciones a nivel comunitario, así como la asistencia, están incluidos en el presupuesto general. Los costos de capital fueron US$300 por refugio de una habitación, más un estimativo de US$214 por cada casa, en concepto de gastos generales, transporte, asesores, equipos, consultoras e investigadores. El DFID tuvo un rol fundamental en el proyecto, al sostener su financiación para las reconstrucciones después de todas las inundaciones más grandes.
¿Qué impacto ha tenido?
Al finalizar el programa en 2012, se habían construido 23.387 refugios, a cargo de la Fundación Heritage. El programa más amplio del DFID, del que este proyecto formó parte y que fue implementado por varios asociados más, ha beneficiado a 100.000 familias en Sind y Balochistán. Además, el proyecto ha mejorado los medios de vida y ha promovido el uso de materiales locales. Las técnicas incorporadas han reducido las emisiones de carbono y han posibilitado un enfoque que permite llevar a cabo reconstrucciones resistentes a las inundaciones a precios asequibles. Se han iniciado estudios de evaluación para seguir acumulando evidencias del impacto del proyecto.
¿Por qué es innovador?
- Bajo impacto ambiental debido al uso de materiales locales, generalmente de baja o cero energía incorporada.
- Re-introducción de cal para mejorar la construcción con tierra.
- Mejoras en la construcción tradicional que son innovadoras en cada ubicación específica.
- Introducción de emprendedores de construcción ‘de pies descalzos’.
- Mayor involucramiento de las mujeres en la construcción, generación de ingresos y gestión comunitaria de riesgo de desastres (GCRD).
¿Cuál es el impacto medioambiental?
Según los cálculos hechos por el asesor del DFID, al evitar el uso de cemento y ladrillos refractarios, en este proyecto se ahorraron aproximadamente 365.000 toneladas de dióxido de carbono, que equivale a las emisiones de tres días de la ciudad de Londres o a 170.000 vuelos intercontinentales de ida y vuelta. El proyecto ha utilizado materiales locales y livianos. El uso de bambú en lugar de madera reduce el impacto ambiental sobre los bosques. El proyecto introduce hornos mejorados, que consumen menos combustible.
¿Cómo es su sostenibilidad financiera?
El proyecto comenzó gracias al Fondo de Ayuda para Inundaciones creado por el DFID. Al brindarles a los beneficiarios las habilidades para construir por sí mismos con tecnologías vernáculas mejoradas, ya no se requieren fondos para sostener el proyecto, aunque todavía hay miles de familias que necesitan ayuda. El proceso de adquisición descentralizado también contribuye con la generación de ingresos locales. Con la ayuda de la Organización Internacional del Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés), la Fundación también ha podido iniciar un programa de emprendedores locales “de pies descalzos” (o sea, de comunidades pobres y/o marginadas), que ahora están comercializando los refugios del proyecto o partes de estos, como baños ecológicos, hornos y otras innovaciones. Las tribus locales, conocidas como Odhs, que tradicionalmente trabajan en la construcción, también han conseguido trabajo a nivel local. Además, el programa y sus precursores han estado realizando experiencias piloto con Centros de Gestión del Riesgo de Catástrofes de la Comunidad, enfocados en mujeres, que han promovido actividades alternativas para generar ingresos.
¿Cuál es el impacto social?
El proyecto trabajó con las comunidades y los departamentos gubernamentales locales. Se establecieron comités populares para abordar la selección de los beneficiarios, la administración de los fondos a nivel local y a través de la participación en capacitaciones. El proyecto puso gran énfasis en llegar a todas las familias con el fin de generar conciencia sobre los riesgos de catástrofes y brindar capacitaciones para mejorar la construcción vernácula. Como los refugios eran relativamente pequeños, el proyecto previó su expansión en alguna etapa futura y estableció el objetivo de brindarles a los beneficiarios habilidades suficientes para hacerlo por sí mismos. El proyecto modificó el rol de la mujer, al permitir que más mujeres se involucren en la construcción y en varios métodos alternativos para la generación de ingresos. Las mujeres también están empezando a tener liderazgo en los Centros de Gestión del Riesgo de Catástrofes en la Comunidad.
Obstáculos Encontrados
- A pesar de que muchas de las tecnologías tradicionales mejoradas han demostrado su RRD en la práctica, ha faltado financiamiento para ponerlas efectivamente a prueba estructuralmente.
- Las familias debieron dividir su tiempo entre la construcción y la agricultura, afectando la calidad y las fechas límites de los donantes. La calidad también se vio afectada por el hecho de que no todas las familias valoraron algunas de las recomendaciones del equipo de apoyo. Se necesita más trabajo para mejorar la calidad y el alcance del apoyo técnico. Luego de que las viviendas reconstruidas probaran su valor en las lluvias de 2012, la motivación para construir mejor aumentó significativamente.
- Muchas familias no han podido extender sus refugios de una habitación debido a la pobreza extrema y la falta de acceso a micro-créditos.
- Falta de financiamiento para apoyar a constructores entrenados para convertirse en emprendedores o para brindar apoyo técnico.
- El programa no pudo iniciar plantaciones de bambú, para asegurar cosechas sostenibles en el futuro.
- Convencer rápidamente a un gran número de organizaciones de la eficacia de la metodología del proyecto fue difícil, pero el uso de voluntarios en censos y en el piloteo de soluciones permitió al programa proporcionar rápidamente información útil y opciones demostradas. El método fue rápidamente adoptado como un componente clave del “Plan de Respuesta a las Inundaciones Iniciales de Pakistán” y en solicitudes de fondos para los donantes y por consiguiente, una iniciativa relativamente pequeña se volvió influyente.
Lecciones Aprendidas
- Es posible mejorar las tecnologías tradicionales utilizando medios en su mayoría simples y locales para volverlas mucho más resistentes a desastres, en muchas ubicaciones distintas y transferir y adaptar estas experiencias entre distintos lugares.
- Es posible ayudar a víctimas de desastres a reconstruir o modernizar las casas dañadas con aportes de capital relativamente limitados, de poco más de $500 por familia y, basado en la investigación continúa de la Fundación, esto puede ser reducido aún más.
- La capacitación adecuada de cada familia participante es clave para la construcción exitosa y su sostenibilidad.
Evaluación
La IOM monitoreó la selección de beneficiarios, tal como se explica previamente, así como también el uso adecuado de efectivo para vivienda a través del escrutinio aleatorio del 5 por ciento de los beneficiarios. Al hacer esto, también aseguró que el monitoreo involucrara una visita a cada poblado.
Transferencia
Luego del éxito de este programa en el Bajo Sindh, la metodología fue replicada en el Alto Sindh, con agregados basados en las tecnologías locales. Actualmente, 11.557 refugios de una habitación están en construcción allí, y 3.000 más en preparación.
Una encuesta en varios poblados del programa reveló que los miembros de la comunidad que no se beneficiaron del proyecto replicaron el módulo con sus propios recursos, atraídos por su bajo costo y facilidad de construcción, en ocasiones con el consejo de personas capacitadas por el programa.
La Fundación ha llevado a cabo capacitación para muchas otras organizaciones y comunidades, por ej., aquellos afectados por el terremoto de Awaran de 2013 en Beluchistán. Y como resultado de una investigación, HF ha construido muchos prototipos allí, utilizando tierra y bambú, con Ayuda Suiza. Una organización local, capacitada por HF, construirá varios miles de refugios allí, financiados por DFID. HF está siendo actualmente considerado para proveer asistencia en la reubicación de un millón de personas desplazadas de Waziristán del Norte.